Tu mirada en la obscuridad +Capítulo 15+

15.- Tu mirada en el amanecer

Pilares retorcidos, charcos negros, pastos secos de colores anormales, muros que parecían ondularse en el extraño ambiente rojizo. El aire se sentía ralo y pesado a la vez, ruidos industriales invadían mi cabeza. Me levanté poco a poco mirando árboles sin vida que rodeaban lo que parecía un patio muerto rodeado por los pilares zigzagueantes.
En el centro había una fuente, la cantera se encontraba destrozada y manchada y de la estatua de un pequeño diablillo salían borbotones de lava. El terror me invadió cuando el diablillo parpadeó dos veces y me lanzó una extraña sonrisa mostrándome sus colmillos retrocedí y tropecé con la hierba marchita. Aullidos y alaridos comenzaron a invadir el ambiente mientras un humo pesado hacía aparición a la distancia. Era la peor pesadilla de cualquiera, junté mis rodillas cerca del pecho y tapé mis oídos escondiendo mi rostro. El lugar generaba gran pánico en mi interior, todo el miedo que no había sentido en años o solo había sentido con Minho me invadió en ese momento.
Un asqueroso olor a podrido llegó y tapé al instante mi nariz, empecé a gatear mientras las nauseas me invadían buscando donde descargar el contenido de mi estómago y a gatas llegué atrás de unos de esos pilares tosiendo y convulsionándome por los espasmos del vómito. Y así fue como el delicioso café y pastelillo abandonaron mi estómago, ya no se veían nada deliciosos pero al fijarme bien detrás de ese pilar había huesos, huesos pequeños y con trozos de carne aun. Carne pútrida que no era de un animal.
-¡Un niño! – Grité retrocediendo de pie y luego choqué contra algo. Me giré aterrado y encontré a Minho, al instante como una acción simple lo abracé y comencé a llorar, estaba aterrado y el era lo único conocido.
-Tranquilo – me dijo abrazándome también – ese niño lleva siglos ahí – me dijo acariciando mi espalda y pegándose más a mi cuerpo. – Todo estará bien, solo nos quedaremos aquí por un momento.
-¿Dónde estamos? – Pregunté aun llorando enroscado contra su pecho.
-Estamos en el averno – tomó mis hombros y me separó suavemente – vengo a darle una lección a ese tipo y luego volvemos a casa.
Lo miré confuso mientras me sostenía ¿El averno no era su casa?
-Salgamos de este jardín – me dijo tomando mi mano y avanzando por las piedras que quemaban mis pies. Recordé el collar pero ya no estaba ahí. –Quité el collar porque necesitaba cargarte hasta este lugar – volvía a leer mi mente – fue algo complicado pero los torpes humanos siempre crean soluciones simples a sus tontos acertijos.
-El piso quema – miraba como las suelas de mis zapatos comenzaban a derretirse ante el contacto de las rojizas piedras.
-Es cierto – dijo girándose y de la nada puso una de sus manos debajo de mis piernas y la otra en mi espalda. Y en rápido movimiento me cargó en sus brazos.
-Está bien, bájame – dije al ver como comenzaba a avanzar rápidamente y salía del jardín a otro espacio similar con pilares también torcidos y esculturas que daban miedo mientras se iban deshaciendo – ¿No estoy pesado? – Me sentía mal siendo cargado por él. El solo se rió y luego giró su rostro para quedar frente al mío.
-Este delicioso bocadillo, se porta tan dulce asustado, te recomiendo que no me provoques en este lugar porque aquí no resistiría la necesidad de probarte – luego giró la cabeza hacía una estatua que estaba frente de nosotros – como ellos no resistieron la necesidad de afanarse por su soberbia y se convirtieron en estatuas de ellos mismos para ser afanados. – Miré bien a las estatuas y todas ellas eran tan diferentes, de diferentes épocas y con diferentes ropas, unas estaban más desechas que otras, en ellas se veía un enorme dolor, parecía ser el dolor de irse deshaciéndose poco a poco solo siendo admirada por otras estatuas que solo podían admirarse a ellas mismas.
Logramos salir mientras yo observaba el tétrico museo de figuras humanas sufriendo. Me bajó con delicadeza y comenzó a avanzar de nuevo
-En esta parte no hay ningún tipo de lava y erupción –se detuvo y se giró frente a mi – pero hay muchas otras cosas así que quédate detrás de mí. -Me pegué a su espalda y seguí sus rápidos pasos caminaba inspeccionando el ambiente las raras figuras que parecían mirarme. Luego sentí un crujido bajo mis pies y me quedé horrorizado al comprobar que había roto la caja torácica de alguien y luego vi más, huesos, todo el piso estaba tapizado de cráneos, fémures, costillas, humeros, falanges, todo tipo de huesos. Retrocedí un poco asustado por eso y sentí como una huesuda mano sujetaba mi zapato y otra subía hasta mi pierna encajando sus filosas falanges en ella. Quise gritarle a Minho pero el sonido se ahogó en mi garganta y las manos en mis piernas se empezaron a duplicar y jalarme hacía el piso.
-¡Deténganse! – Minho había vuelto y lucía molesto –No ven que él me pertenece – Hizo un elegante ademán con su mano y mi marca empezó a arder todas las manos que me sujetaban estallaron en llamas y me liberaron, había quedado de rodillas en el suelo y Minho me ofreció su mano para que me levantara.
-¿Qué fue eso? – Aun temblaba por el susto.
-Solo tienen hambre –dijo comenzando a caminar y tomándome la muñeca para que quedara detrás de él – la pereza los mantiene en este lugar, simplemente deciden quedarse aquí sin hacer nada hasta que quedan en ese estado, solo hacen otras cosas cuando se les presentan frente a ellos. No comen por que no desean moverse pero si se les presenta la oportunidad lo harán.
Volví a mirar el campo lleno de huesos y pude observar algunas personas que aun eran de carne, demacradas y delgadas que parecían pasar un rato placido sobre la hierba marchita.
-Estamos por salir del jardín de los pecados – me dijo mirándome fijamente – ahí afuera es más peligroso, por eso necesito que sostengas mi gabardina todo el tiempo bocadillo.
-Taemin – lo corregí, ya me había dicho otras veces por mi nombre, pero aun así no quería que me siguiera llamando de esa manera. El solo lanzó una picara sonrisa y continuó hablando.
-No te sueltes y nunca mires a los ojos de un demonio, es como si lo estuvieras retando y él sabrá todo lo relacionado contigo, TAEMIN- recalcó esta última palabra. Yo sujeté su gabardina y salimos a un lugar que parecía desértico con rocas grandes en pilares que rompían las leyes de la gravedad. Las arenas eran rojizas y despedían gases, volví a sentir nauseas, pero esta vez no quedaba nada en mi estómago que necesitara salir.
-Te estaba esperando – la chica de la cadena salió de la nada frente de nosotros – pero no esperaba que trajeras a tu cena contigo.
-Yo traigo y me llevo lo que me de la regalada gana – Minho contestó agresivamente a la chica de largo cabello que ahora tenía largar uñas afiladas y cuernos de borrego que resaltaban en su cabeza. –Vienes a llevarnos con él ¿Verdad? Supongo que este tipo de encargos son los que hacen que una mujer sumisa se moje.
-¡Minho! – Lo reprendí al instante al ver como la chica daba una cara de tristeza.
-Pero eso es lo que es, hace todo lo que alguien más quiere sin importar los medios, solo hace las tareas que se le encargan y es feliz siendo conformista. Solo es un asqueroso esclavo de alguien más – miré de nuevo y la chica se ponía aun más triste.
-No le hagas caso, cada quién decide lo que desea hacer – dije a la chica que solo se empezó a reír.
-Tu humano es muy gracioso Minho, si no es por que huele a muerte y sudor juraría que es un asqueroso ángel –la chica dio media vuelta y comenzó a caminar.
-Ángeles asquerosos – Minho volvió a hablar entre susurros – otros seres sumisos.
Avanzamos un poco más hasta llegar a una cueva muy parecida a la del parque. Entramos lentamente y yo no me solté para nada de la gabardina de Minho. Cuando entré versiones más demoniacas de los chicos de la tarde me veían con sus ojos, agaché la cabeza recordando las palabras del chico alto. Ese había sido el error de mi infancia quedarme prendado de esos grandes ojos rojos.
-Esperaba tu regreso – el fornido hombre que se hacía llamar avaricia ahora tenía amplios cuernos en la cabeza, no tenía cabello y su piel era de color grisáceo.
-Es la última vez que vuelvo – dijo molesto y empujándome otra vez detrás de él.
-Trajiste a tu linda mascota – se rió y se levantó del sillón – ¿Crees que si traes algo puro te permitirán volver al espacio de los humanos sin problemas? Ese chico no tiene ángel.
-Pero tiene el favor del de arriba – Minho presionó con fuerza mi muñeca y yo tomé su mano con mi mano libre para darle seguridad.
-¿Qué favor? Solo fueron abandonados por él, acéptalo Minho, aunque yo no hubiese aparecido hubieras terminado como un demonio solo porque nadie se dignó a darte un guardián – se volvió a sentar.
-Me volví un demonio porque tú me volviste así – Minho habló subiendo el tono de voz. – Me hiciste caer en tu juego y luego me trajiste aquí volviéndome en la abominable criatura que soy.
-Ahora el pequeño Icarios tiene moral – avaricia rió.
-¡No me llames así! – Minho gritó molesto.
-Tienes razón debería llamarte lujuria porque ese es el pecado que te trajo hasta mi y te volvió lo que eres.
-Me llamo Minho ahora – sacó fuego verde de su mano – y este chico me pertenece a mí, así que espero que no te vuelvas a meter con él y también me dejes a mí.
-Él se puede ir – dijo tranquilo ese ser que empezaba a dar algo de temor – me dan asco los seres tan buenos, pero tú y yo somos inseparables – empezó a caminar y tomó el rostro de Minho, luego sacó su larga lengua y lo lamió – recuerda que tu eres mío y yo soy tuyo.
-Yo no te quiero a ti – Minho contestó y el demonio empezó a presionar con su mano con fuerza. Yo reaccioné y lo empujé. Todos los demonios me miraron asombrados y luego comenzaron a acercarse.
-Interesante – dijo acercándose a mi – tienes el mismo potencial que mi oveja negra – tomó mi brazo y me levantó del piso – nuestro trato sigue en pie, aunque no es un trato que me agrade yo puedo hacer que sigas andando por ahí pero a cambio debes pertenecerme a mí – pataleaba intentando zafarme. Lo miré furioso directo a los ojos.
-No gracias – dije fuerte y claro.
-Piénsalo bien – chasqueó los dedos y vi como Minho era sujetado por todo el grupo de demonios – el me pertenece desde niño, así como lo hizo contigo. Sabes él no tenía una enfermedad como tú.
-¡Cállate! ¡No le cuentes a Taemin! – Todos los demonios lo sujetaban mientras que el chico de la playa y la chica de la cadena veían en silencio pegados a la roca de la cueva,
-El simplemente me decidió seguir por que le parecía genial, y así fue creciendo como un simple humano mientras yo le enseñaba los verdaderos placeres que los humanos podían tener – puso su otra mano en mi estómago y me estremecí – cuando llegó a la adolescencia ya había matado por placer, devorado carne humana, vivía de fiesta en fiesta y gozaba de todas las mujeres que caían en su redes, era un chico perfecto y nunca nadie me detuvo por que este niño no tenía un ángel. Empezó a subir su mano levantando mi playera.
-Pero este chico no se conformaría con eso, me juró lealtad eterna a cambio de que lo volviese un demonio como yo y cumplí mi parte del trato. Pero el aun así quería más y me pidió que lo hiciera completamente mío – sonrió de una forma asquerosa, cual pervertido fuera de una escuela secundaria de chicas. – Sabes qué me dijo, tírame rico, como solo tú sabes hacerlo así yo seré tuyo y tú serás mío. – Minho tenía una triste mirada, al escuchar estas palabras solo pude escupir en su rostro. El sacó su larga lengua y lamió el escupitajo – Delicioso, Minho sabe bien lo que está rico – dijo levantándome más y pasando su lengua por mi abdomen. Sentí la marca calentarse.- Esta marca es útil pero solo en el plano terrestre – de rió – sabes este chico es muy poderoso entre los humanos, pero aquí abajo es un inútil.
-Lo mismo para ti – respondí con una sonrisa triunfal – tienes muchos poderes aquí abajo, pero en el mundo necesitas de Minho, fui la carnada perfecta ¿No es así? – Lancé otra retadora mirada – Pero no tengo nada que perder, así que aceptaré nuestro trato, solo tu sales perdiendo – me miró molesto era obvio que solo quería asustarme y en realidad no esperaba que aceptara el trato.
-¿Sabes lo que significa? – Me miró molesto – de ahora en adelante me pertenecerás a mí y no a Minho – me bajó.
-Pero usted dejará a Minho en completa libertad – se sentó fastidiado.
-Estúpido humano que das tu vida por un demonio que la arruinó en un principio.
-Se equivoca – dije acercándome al sillón con decisión –yo estoy agradecido con él porque me dio más tiempo, porque conocí buenos amigos y porque cumplió su palabra.
-No sé cómo aguantaré a un asqueroso humano moralista como tu – giró su cabeza descontento.
-Pero necesita uno como yo si desea hacer maldades con su grupo en el mundo humano – dije triunfante, la situación había cambiado tanto en unos momentos – y es obvio que Minho ya no piensa obedecerlo como antes. Así que solo déjalo marcharse y confórmate conmigo.
¡Suelten a Minho! – El salió de la bola de demonios mirándome tristemente agaché la cabeza, no quería que el supiera que estaba aterrado – bien pero también deberás hacer otras cosas que él hacía por mí – sujetó mi cintura y pegó mi cuerpo al suyo quedando sobre él en el sillón rojo. Me aterraba la idea, pero estaba bien, solo debía aguantar esa actitud hasta que se fuera Minho.
-¡No lo pienses! – Llegó y me tomó la mano alejándome del asqueroso ser – Él ya me pertenece a mí, ni sueñes en volver a tocarlo.
-Minho ¿No es lo que querías? – Miró a Minho decidido, mi plan no había funcionado esperaba que el alto deseara más su libertad que a mí – tu libertad a cambio de un moribundo humano, es un trato perfecto ¿Verdad Taemin? – Me lanzó una mirada triunfante, como diciéndome el no me va a dejar.
-Si vuelves a mencionar su nombre te arrancaré tu asquerosa lengua y la incineraré aquí frente a todos – Minho me sujetó más fuerte y se dispuso a salir.
-No dejen que se lleve a Taemin – todos lo miraron asombrados – si tengo a Taemin, Minho no se irá de nuestro grupo, el muy idiota se ha vuelto a enamorar. – Minho se giró sorprendido. Todos nos comenzaron a rodear. Uno de ellos encajó sus largas uñas en mi brazo mientras me separaban de Minho.
-¡Minho! – Extendía mi mano mientras lo alejaban de mí. El giró a ver a avaricia mientras todos me sostenían cerca de la pared de la cueva.
-Exacto Minho, no dejarás a Taemin, siempre te pasa cuando te enamoras, das todo por ese ser – dijo riéndose – como te enamoraste de mí en tu pasado, como te enamoraste de ese estúpido ángel que te alejó de mí y como te has enamorado de este torpe humano que daría su vida por ti, definitivamente la más patética de tus historias. Creí que seguirías diciéndote a ti mismo que los demonios no podían amar – se rió con una sonora carcajada que retumbó por toda la cueva.
Miré a Minho furioso a mitad de la cueva.
-¡Minho vete! – Grité a todo pulmón- ¡Déjame aquí y lárgate! ¡No dejes que te tenga! – Me volteó a ver con decisión y luego dio un salto largo hacía el sillón. De la nada ya estaba recargado con las rodillas en el sillón y tomando la cara de el demonio grande. El otro solo abrió ampliamente los ojos y luego Minho con un ágil movimiento tomó su lengua y la cortó para sujetarla en su mano que se prendió en esas llamas verdes.
-Te dije que incineraría tu lengua si volvías a pronunciar su nombre – el otro demonio solo lanzó una mirada de odio y luego golpeó con fuerza el rostro de Minho, gritó sin sentido y comenzó a avanzar hasta donde había caído el cuerpo.
Lo empezó a golpear repetidamente, Minho parecía inconsciente por que no se movía, los golpes se repetían y repetían sobre la cabeza de Minho.
-¡Déjalo! – Grité intentado zafarme pero me sujetaron con más fuerza y alguien me mordió.
-¡Suéltenlo! – Alguien más llegó gritando y para mi sorpresa Onew estaba empujando a todos los demonios y los espantaba con una luz blanca que salía de su mano.
-Jinki-hyung – lo abracé con fuerza cuando llegó hasta mí mientras éramos rodeados por los demonios.
-¿Estás bien Taemin? – Me alegré y asentí rápidamente.
-¿Cómo llegaste aquí? – Key encontró la entrada y me guió con ayuda de esto, me mostró una pluma.
*¿Encontraste a Taemin? * La pluma vibró y habló.
-Sí, está a mi lado.
*Dice el ángel que puedes herir a los demonios con la luz de tu mano, pero no serán heridas muy graves*
-Eso me basta – Jinki se portaba muy valiente, lo cual era raro en él. Empujaba a los demonios para abrirnos paso, estábamos cerca de la salida.
-Espera falta Minho – le dije señalando a donde el demonio aun golpeaba con ira el cuerpo.
-Déjalo Taemin – Jinki me jaló – No podemos rescatarlo, además es un demonio.
-¡No! – Grité y me solté para llegar al frente empujando algunos demonios. Pero estos no tardaron en atraparme de nuevo, luego escuché una cadena y una chica apareció a mi lado golpeando y rasguñando demonios -¡Corre por él torpe humano! – Asentí y seguí corriendo hasta empujar a avaricia y alejarlo del cuerpo de Minho. Lo tomé con mis brazos y al ver que el demonio se acercaba de nuevo lo protegí con mi cuerpo. El empezó a golpearme pero no pensaba moverme.
-¡Muévete bocadillo! – Minho estaba consiente sonreí y negué con la cabeza mientras sentía los puñetazos en mi espalda.
-Ya no estás solo – le dije, todo este tiempo temía estar solo, ese era su mayor temor, al contrario del mío que era estar con alguien, pero ambos habíamos fallado. Los golpes se detuvieron y levanté rápido la cabeza para ver al chico de la playa golpeando de regreso al enorme demonio.
-¡Llévatelo!
-¿Pero tú? – Dije mientras recogía a Minho del piso.
-No necesito que un estúpido humano se preocupe por mi – dijo encajando sus filosas uñas en el pecho del demonio mientras se apoyaba con sus pies en él. – Además ya no tiene lengua ya no tiene ningún poder ¡Amatista! – La chica de la cadena se giró a verlo – Sácalos de aquí – se acercó a nosotros y abrió paso, rápidamente salimos de la cueva con ayuda de Jinki que sujetó el otro brazo de Minho.
-Por aquí está el portal – dijo ella caminando hasta donde unas rocas negras se curvaban en arco sobre la roja arena.
-Key ya vamos a salir – Jinki habló con la pluma.
Recosté a Minho en el piso, parecía que sus heridas sanaban rápido.
-Eres demasiado interesante bocadillo – dijo al ver que yo me sentaba en una piedra al lado de él.
-Taemin – dije fingiendo enojo – no hay de qué – agregué mientras recuperaba mi respiración.
Jinki me vio y caminó hasta donde estaba, cuando llegó se hincó frente a mí y tomó mis manos.
-Yo cerraré mis ojos un rato – Minho anunció y lo miré curioso.
-¿Estás bien? – Asentí, me agradaba que mi hermano se preocupara por mí -¿No te duele? – Miró donde estaba la mordida.
-No, solo se ve más fea de lo que es.
-No te vuelvas a ir de esa manera – recargó su cabeza sobre mis manos que aun sujetaba sobre mi regazo.
-Todo está bien Jinki – dije sonriendo.
-Sí, creo que está bien – dijo levantando el rostro – eres mi hermanito y te quiero – Jinki parecía triste al decirlo – estoy orgulloso de tus decisiones, pero no quiero que me dejes, no sería lo mismo sin ti. – Solté una mano y acaricié su cabeza.
-Tienes un brillante futuro por delante – lo abracé – te quiero hermano – dije apretándolo con fuerza.
-Te quiero Taemin, más de lo que crees – me dijo sujetándome.
*El portal está listo* La pluma volvió a hablar.
Y así fue como abandonamos el averno los tres mientras que la chica corría de regreso para ayudar al otro demonio en la cueva. Nos reunimos con todos en la vista nocturna del parque, la verdad se sentía bien respirar el aire del plano terrestre de nuevo.
Caminamos de regreso a casa llevando a Minho con nosotros. Era una ventaja que le agradara a nuestra madre.
*Dios tenía un plan para ustedes, el nunca los abandonaría* Esas fueron las últimas palabras del ángel de Jinki antes de desaparecer de la vista de los demás, yo lo seguía viendo por que estaba muriendo. Me pregunté cuánto tiempo más me quedaba mientras recostábamos a Minho en mi cama y Jinki salía agotado a su cuarto.
-Ten cuidado Taemin – me dijo mientras entraba a su habitación – no se te olvide que es un demonio.
-No temas Jinki – le dije brindándole una sonrisa y haciendo que se sonrojara.
Entré al cuarto después de haber ido a la cocina por un tentempié, la verdad me moría de hambre y al día siguiente debíamos aguantar el regaño de nuestra madre por haber llegado tan tarde a casa.
Minho se removió en la cama y abrió los ojos para verme comer.
-¿Gustas un poco? – Pregunté al ver como se quedaba mirándome fijamente.
-Yo no como asquerosa comida humana – dijo sentándose en la cama y tocándose la cabeza por el dolor.
-¿Estás bien? – Pregunté al verlo adolorido.
-Estoy con eso basta – me volvió a ver – lo que escuchaste en la cueva, olvídalo – dijo como una orden – se que nadie me ha correspondido antes y tu no debes hacer solo por tu apestosa bondad – me levanté del piso y me senté a su lado en la cama.
-Lo olvidaré entonces – dije mordiendo el pan y dando un trago a la leche de plátano – es imposible que un demonio se enamore de un humano – dije brindándole una sonrisa – en especial si el humano se ha enamorado de él – abrió grandes los ojos.
Y nos quedamos en silencio sentados en esa cama un buen rato.
-Quiero ver el amanecer – dije medio adormilado cayendo en su hombro.
-¿Duele? – Preguntó al verme sudando y respirando con dificultad, era obvio que la hora había llegado y él se había dado cuenta de que me estaba doliendo.
-No tanto como pensé que dolería – tomó mi rostro con sus manos y me giró frente a él – déjame llevarme tu dolor.- Sus labios impactaron con los míos en un suave choque, el comenzó buscar los bordes de mis labios con su lengua mientras yo hacía conciencia de mis propios labios. Me abrazó fuerte y yo abrí mi boca para sentir mejor ese beso. También lo rodeé con mis brazos, no quería perder más tiempo, sabía que no me quedaba.
Ya me había besado antes pero esta vez era diferente. La guerra entre nuestras lenguas tuvo que ser interrumpida por nuestra necesidad de respirar y tomar algo de aire.
-De verdad eres un suculento bocadillo – dijo recostándome en la cama con suavidad y comenzó a besarme el cuello con un suave y cálido tacto, lenta y placenteramente. Empezó a desabrochar mi pijama mientras yo subía su remera negra con mis manos mientras disfrutaba su marcado abdomen. Minho me había hecho sentir tantas cosas y vivir tantas cosas, y aun así parecía darme más.
-Déjame probarte – dijo cuando me despojó de la parte superior de mi pijama y yo solo asentí. Empezó a besar y morder mi pecho suavemente, yo comencé a sentir la necesidad de sus roces, su lengua jugando con mis pezones, todo me llevaba al completo éxtasis y me inundaba de felicidad. Bajó hasta mi ombligo y sentí como sus manos acariciaban mi entre pierna y bajaban el pantalón lentamente.
-También probaré esto – dijo esto antes de empezar a lamer mi miembro latente y excitado, sin aviso alguno lo metió a su boca. Me sentí llenó de placer y empecé a lanzar gemidos. Me quitó por completo los pantalones y se bajó los suyos, volvió a besarme. Y luego fue hasta mis piernas y sacó su larga lengua para meterla por mi entrada, al principio sentí una punzada, pero luego sus movimientos hicieron que me fuera acostumbrando.
-Dame tu cuerpo – dijo otra vez acercándose a mi rostro.
-Creí que mi cuerpo ya era tuyo – le contesté con una sonrisa y el ensartó su miembro en mi interior me aferré a él sintiendo algo de dolor, encajé mis uñas en su espalda y presioné con fuerza su cuerpo contra el mío. Se comenzó a mover después de un rato besando mi hombro, lamiendo y mordiendo mientras el vaivén de nuestros cuerpos hacía que cada vez estuviera más profundo en mí. Sentí un choque eléctrico después de compartir tanto placer y me corrí sobre su abdomen el continuó por unos segundos más hasta que también curvó la espalda en un choque eléctrico y se dejó caer con espasmos sobre la cama sosteniendo mi cuerpo.
Me acurruqué a su lado mientras el observaba por la ventana.
-De verdad eres delicioso – dijo besando mi cuello – pero mejor vístete – me dijo mientras él se sentaba en la cama con la sabana cubriéndolo. Lo miré curioso, yo lo quería seguir abrazando, además me dolía – el amanecer está por aparecer- seguía con su mirada clavada en la ventana. Torpemente me puse la pijama y me senté a su lado recargado en la pared, él me jaló y me acomodó entre sus piernas. Luego puso sus brazos sobre mis hombros y me abrazó por detrás.
-Gracias por el amanecer Minho – dije recargándome en sus brazos y sosteniéndolos con mis manos.
-Ahora me vas a agradecer por cosas que yo no hice, he de ser el demonio más patético de todos y solo por el dulce aroma de un suculento bocadillo – dijo en mi oreja.
-Enserio de verdad muchas gracias – volví a decir mientras el sol salía lentamente y lo veía alegre desde mi ventana. Sosteniendo al ser del que me había enamorado y me había regalado hermosos momentos, de eso se trataba la vida de hermosos momentos que podíamos compartir, gozar y comparar con los amargos momentos que también la formaban.

Key
Pasaron dos días desde que recibimos la noticia de Onew y ahora estaba destrozado en esa colina observando como todos entraban a la blanca iglesia de debajo, sollozando a ratos y golpeando el suelo con fuerza e otros, me dejé caer en el pasto. Y empecé a tener recuerdos, bellos recuerdos de cuando lo conocí, de cuando lo vi desesperado abriendo mi ataúd de cuando jugábamos videojuegos o cocinaba para él. Cuando fuimos de campamento, todo inundaba mi mente. Pero el momento más presente fue cuando Onew llegó lleno de lágrimas a nuestro departamento.
-Ya no está – fue lo único que pudo articular y luego la madre de Taemin llamó a Jonghyun.
Taemin había muerto, habían encontrado su cuerpo la mañana siguiente que había regresado junto con Jinki y Minho, estaba dormido en su cama pacíficamente cual ángel. Sin respirar, sin moverse ni un centímetro, lo había llamado varias veces y no se había despertado. En un último intento había pegado su cabeza al pecho de su hijo buscando señal de cualquier latido.
Los gritos de una madre desesperada hicieron que Jinki fuera a la pieza para encontrar a su madre sacudiendo con fuerza el cuerpo de su hijo y llamándolo. La ambulancia no tardó en llegar después de la llamada de Onew y se llevaron el cuerpo de Taemin sin vida tratando de consolar a la mujer.
-Una enfermedad incurable – El doctor dio el veredicto mientras Jonghyun sostenía las manos de esa mujer, yo solo escuchaba todo desde la esquina del pasillo. Con una gorra y lentes esperando que él estuviera sonriendo en una cama de hospital, pero todos lo sabíamos era demasiado tarde.
Vi entrar a la desconsolada mujer y a su esposo sosteniéndola a la capilla detrás de ella iba Jonghyun que jalaba a Onew en un estado autista, luego seguía el profesor Minwoo y otros amigos de la escuela, parientes y demás.
-Nos dejaste Taemin, qué esperabas que hiciéramos sin ti –dije sollozando otra vez – ni siquiera puedo estar cerca de ti para darte mis respetos ¿Por qué te fuiste? Se suponía que irías a mi graduación, que comeríamos con Jonghyun, que volveríamos a ir a acampar. Que viviríamos juntos en la ciudad en el futuro ¿Por qué nunca consideraste que yo quería eso?
Volví a ver como todos los invitados vestidos de negro entraban, de seguro estaban observando el angelical cuerpo inerte en ese ataúd. Error Taemin había sido crenado, lo recordé, ya nunca lo vería de nuevo en una pieza, ya no podría regañarlo ni consentirlo.
-Un cadáver en medio de un montón de cadáveres – esa voz me hizo girar la cabeza.
-Ah – dije desanimado – solo eres tu – lo odiaba pero en ese momento no tenía ganas de discutir.
-Vaya forma de saludar a tu amo y señor – dijo recargándose en uno de los árboles – demasiados humanos – dijo mirando la escena.
-Todos querían a Taemin y tú te lo llevaste – estaba molesto pero ya no tenía fuerzas, solo lágrimas abandonaban mis ojos.
-También lo traje a ver – dijo mientras sacaba algo de su gabardina, yo volteé a verlo incrédulo.
En sus manos tenía una esfera brillante, no era sólida solo estaba hecha de luz, como una estrella que parpadeaba.
-Está contento de estar aquí y verte – dijo sosteniendo la luz con delicadeza – es un bocadillo muy extraño.
-¿Eso es Taemin? – Pregunté mientras me ponía de pie y me acercaba a la luz.
-¿Qué más podría ser? No-muerto ignorante – dijo acercando la luz a mí como para enseñarme.
-Taemin – hablé y la luz se expandió y contrajo – te extraño Taemin – dije al destello que era ahora en la mano del demonio. Sentí un cálido momento y luego la luz volvió a expandirse y contraerse.
-No soy tu traductor, ni pienses que te haré el favor de decirle – Minho discutió con ese cálido brillo.
-Dime por favor – sostuve el brazo del demonio pidiendo suplicante.
-Pero tienes que darme algo a cambio – dijo mientras me analizaba de arriba abajo. Yo afirmé – Esa foto de tu bolsillo, entrégamela.
-Aquí tienes – le entregué mi preciada fotografía de los álbumes de Taemin, Jonghyun se había puesto a coleccionarlas después de la muerte del pequeño, era su forma de recordarlo y yo me había quedado con esta donde sonreía felizmente después de nuestra clase de baile, poco tiempo después de habernos conocido. El recuerdo estaría por siempre, no necesitaba la foto más que las palabras de Taemin. Minho la observó por un momento y luego la guardó con cuidado en su gabardina mientras sostenía delicadamente el alma de Taemin con la otra.
-Dice que él está muy bien, que los extraña y les agradece por todo, peo que no se preocupen más porque está con quien ama – Minho se sonrojó y lo miré intrigado – ¿Contento? ¿Podrías no hacerme decir cosas tan vergonzosas? – Se empezó a alejar y las lágrimas invadieron mi rostro.
-¡Maldito demonio! – Grité haciendo que se volteara – ¡Mas te vale que cuides a Taemin! ¡Si no lo haces te perseguiré eternamente! ¡Y créeme que puedo! ¡Tú me hiciste eterno! ¡Cuídalo o sufrirás las consecuencias! – El chico alto de gabardina negra y grandes ojos se giró y solo levantó la mano de espaldas despidiéndose y llevándose a mi mejor amigo en sus manos.
Yo con el corazón roto me volví a tirar en el piso aun sollozando por la perdida, Jonghyun llegó corriendo después de un rato y me abrazó también llorando. Hasta que me calmé y el calló dormido en mis piernas de tanto llorar pensé en las palabras de Taemin.
-Niño tonto, yo debería ser quien te agradeciera a ti – dije mirando el tranquilo y melancólico rostro de Jonghyun que descansaba en mi regazo.

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