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Obsesionado Contigo

Obsesionado Contigo
Así que fue que llegó el triste momento, la triste despedida que había estado evitando por días. Pero ahí estaba frente a él, uno de sus mejores amigos con su enorme sonrisa esperándolo para decirle las fatídicas palabras de despedida.
-¿Estás bien Taemin? – Preguntó al verlo tan inquieto.
El chico afirmó y fingió una sonrisa que le desgarró un poco el corazón al forzarla. Pero quería que su recuerdo fuera de él con esa sonrisa, no lloraría, rara vez lloraba. Por eso el apodo del chico sin emociones le había quedado desde tiempo atrás, al igual que el chico alto que se despedía del menor con sus grandes ojos fijos. No solo compartían el apodo, compartían muchas cosas más, pero esa enorme lista estaba por ser destruida. Ya no compartirían la misma calle, la misma escuela, la misma tienda, el mismo helado, todas esas cosas ya no estarían para ellos, porque ahora la distancia los alejaría lo suficiente como para no volver a compartir.
-Taemin, te extrañaré mucho – el chico dijo con una sonrisa y abrazó al menor que sintió como su interior se quejaba- te mandaré muchos correos y fotografías, verás que es lindo donde viviré.
-Tienes que mandarme muchos mensajes hyung, si no me molestaré mucho – el chico hizo un puchero de broma para aliviar un poco la situación. Si el mayor hablaba de algún tema en específico sabría que rompería en llanto
-¡Minho, hijo, ya vámonos! – La señora habló con una sonora voz que resonó en el vecindario haciendo que todos voltearan a ver el cocheen marcha que esperaba al muchacho que sostenía el balón de futbol mientras miraba al pequeño.
-Crece muy grande y si alguien se mete contigo me avisas – dijo acariciando fugazmente su cabeza dejando una impresión de su cálida mano sobre los rojizos cabellos. El menor solo alzó la mirada para ver como su mejor amigo subía al coche con su hermano mayor y se giraba para seguirse despidiendo. Lo había perdido, la persona que más lo cuidaba y quería se había alejado…
Aun estando lejos ~

Así estaban de vivos sus recuerdos y los podía ver reflejados en sus ojos mientras se quedaba estático frente a ese gran espejo. Pero su pasado no pudo seguirse desarrollando en su mente por la puerta de madera que rechinó y dio paso a un ruidoso grupo de jóvenes.
-Taemin – un chico entró hasta donde él estaba parado – es hora de limpiar y cerrar el salón, ya no sigas practicando – el menor solo pudo afirmar mientras los demás comenzaban a pasar trapos para limpiar las duelas y otros pasaban a limpiar el gran espejo mientras lo veían.
-Te esfuerzas demasiado pequeño – uno de los chicos altos que ya limpiaba el espejo lo miraba a través de él-
-Debo ponerme al corriente con todos mis hyungs – dijo con ternura mientras deshacía esa cola de caballo que atrapaba sus rojizos cabellos y los dejaba caer a sus hombros.
-Eres simpático -un chico revolvió los cabellos y le entregó una franela mientras el menor sonrió y corrió a ayudar a limpiar el espacio que se les prestaba para sus ensayos- de seguro ganaremos el nacional de Hip Hop este año – dijo mientras se cercioraba de que todos aportaran algo a la limpieza.
Salió junto con todos del edificio donde estaba el salón y hablaron un poco al exterior para luego comenzar a despedirse. Taemin miró sonriendo como se iban, ya no se sentía mal de haber dejado los estudios para iniciarse de lleno en el baile. De hecho estaba orgulloso de su decisión y aunque pasara tiempos difíciles ahora, sabía que lo mejor llegaría luego.
Comenzó a caminar con su compañero en dirección al maloliente departamento que compartía con él. Hasta que sintió algo molestándolo algo que se quedaba fijo en él y le ocasionaba un tétrico escalofrió.
-¿No sientes que alguien nos observa? – Le pregunto al mayor que lo acompañaba y el volteo tranquilamente a ver mientras comía sus extrañas frituras.
-Creo que no – dijo con la boca llena y lo miró – a lo mejor observan a la linda chica con la que vengo – realizó una sonrisa después de tragar.
-¿Cuál chica? – Taemin preguntó curioso y el mayor rió exageradamente.
-La chica inocente que hace caritas tiernas al preguntar – Taemin supo al instante que todo había sido una burla y lo empujó algo molesto para salir corriendo despreocupado. Pero esa no sería ni la primera ni la última vez que sentiría que lo estaban observando.

Esa mirada sobre ti~

Salía exhausto del club junto los otros, todos saltaban y gritaban eufóricos, aun no se acostumbraba al silencio de la calle, el fuerte sonido de la bocinas lo había dejado son esa sensación de sordera temporal.
-Fue excelente – Uno de los chicos habló fuerte tomando sus hombros – ¡Ganamos sin problemas! – los otros gritaron eufóricos celebrando con el pequeño trofeo.
-¡Deberíamos ir a celebrar! – Otro chico grito y todos lo voltearon a ver dejando la euforia.
-Taec – el líder del grupo puso su mano en su hombro – salimos temprano del club por la misma razón, primero Taemin es menor de edad y segundo no podemos gastar el dinero del premio es para comprar los vestuarios para el nacional.
El chico sonrió y rascó su nuca algo apenado – lo siento, me dejé llevar.
Está bien, ya… – En ese momento el líder fue interrumpido por una chica con voz aguda y por el nivel de voz con el que hablaba se sabía que acababa de salir del club.
Eres tan guapo oppa – el mayor bajó la vista para verlo – ¿Me das tu autógrafo?
El alto miró insólito y solo pudo afirmar firmando la pequeña libreta de la chica, otra chica al lado grito al ver la firma y luego las dos salieron corriendo.
-Vaya vaya, nuestro líder tiene fans – el chico que se recargaba en los hombros de Taemin comenzó a reír.
-¡Si ganamos los nacionales todos tendremos fans! –Todos volvieron a estar eufóricos y siguieron avanzando.
-Ni lo creas, tu nunca tendrás fans – otro chico le dijo al que había gritado y fue empujado en respuesta. Todos estaban tranquilos y Taemin caminaba sonriente detrás de ellos lleno de éxtasis. Así fue hasta que sintió un flashazo y giró rápido a ver, miro en todas direcciones.
-¿Chicos vieron eso? – Preguntó pero la mayoría ya se había alejado y seguían bromeando entre ellos sobre la fría acera mientras la desierta calle hacía que su ruido se notara más. También se notó más como alguien caminaba hacía el.
Se giró deprisa para encontrar a un fornido hombre ya detrás de él
-Hola linda – tomó su hombro – bailas bien.
-No soy una chica – intentó zafarse pero el hombre enterró sus grasientos dedos evitando que se moviera y lo empujó hacía el callejón junto al club. El chico pateo intentando librarse del corpulento hombre pero no lo logró y la desesperación lo invadió por completo cuando chocó contra la fría pared y fue completamente inmovilizado. Cerró los ojos al ver que lo tomaba del cuello y se acercaba a él.
-¡No lo toques! – Después de escuchar las palabras sintió como era soltado y cayó de rodillas en el sucio piso. Abrió los ojos para ver como un chico alto y algo delgado con un abrigo negro molía a golpes al corpulento hombre.
Se quedó inmóvil y luego él se acercó y le ofreció su mano – ¿Estás bien?
Taemin solo pudo afirmar mientras se ponía de pie y lo miró asombrado. Le resultaba tan familiar, esos ojos grandes, ese cabello castaño, todo era tan familiar en el.
-¡Te dije que no te le acercaras! – En ese momento vio como el líder de su grupo de baile conectaba un potente derechazo en el pómulo del alto.
-¡No me le acerqué! – El chico tocaba su cara mientras recuperaba el equilibrio.
-¡Estabas tomando su mano! – Volvió a gritar.
-Solo lo ayudaba – el alto se puso de pie frente a él, parecía que estallarían en cualquier momento. Pero esto fue interrumpido por el quejido del hombre que yacía en el piso.
-¿Y él? – El mayor preguntó.
-Ese hombre me atacó hyung – Taemin decidió hablar para solucionar todo aunque era completamente confuso– el solo me estaba ayudando.
-Gracias por eso, ahora aléjate – dijo tomando la muñeca de Taemin y jalándolo hacía el.
-¿Qué pasa hyung? – Taemin preguntó mientras era arrastrado lejos del callejón.
-No queríamos que te enteraras Tae – dijo suspirando – pero ese chico tiene ya varios meses siguiéndote.

Tras mis solitarias pisadas~

Los días pasaron lento y pesados el ambiente cada vez se volvía más tenso mientras el nacional se acercaba.
-¿Ya escucharon? – Una voz rompió el silencio lleno de nervios que caracterizaba al grupo esos días. – Mike Song será el juez de este año – todos se vieron alegres y se acercaron a ver el ordenador que el chico tenía sobre las piernas, aun sentado en el piso de duela, mientras Taemin se observaba en el espejo.
Todos estaban preocupados por el concurso, pero eso era normal, lo que de verdad los tenía en el borde de los nervios era el extraño chico que perseguía a Taemin, lo habían visto cada vez más seguido y cada vez más cerca de su peculiar maknae.
Nos sabían que era lo que quería del pequeño, pero temían que fuera por algo más. Su estrategia se caracterizaba por la creación de guardias para el pequeño. Lo seguían a todos lados, lo que también le generaba un fuerte estrés al chico. Estaban al borde de la demencia y con el concurso a pocos días.
-¡No se les olvide la prueba de vestuario mañana! – El confiado líder gritó mientras todos se separaban fuera del edificio, se había vuelto pesado para Taemin salir, ya que tenía uno o dos de los miembros del grupo de baile acompañándolo siempre. Le agradaba que se preocuparan por el pero esto ya era demasiado.
-¿Quieren comer algo? – Uno de ellos preguntó despreocupado y Taemin sonrió. Una salida les haría bien.
-Ni lo pienses – el otro le dio un golpe con puño cerrado en el hombro – Debemos llevar a Taemin directo a casa.
Taemin suspiró, parecía que sus días serían tan aburridos hasta que dejaran de seguirlo. Pero el aun así nunca notaba al chico. Bueno ahora si, tendía a seguirlo con la mirada desde que sabía que lo seguía. Tal vez era por curiosidad, porque había algo familiar en el o simplemente porque le parecía apuesto, había muchas razones para verlo. Pero a él le parecía que no había ni una razón para que el alto lo observara.

El ataque fue imprevisto ~

Y así salieron a la prueba de vestuario el día siguiente, un amigo de Taemin de su vieja ciudad, que le daba siempre todo su apoyo les había mandado un vestuario que el mismo había diseñado. Con la única condición de que ganaran los nacionales. Todos estaban más que entusiasmados ensayando con las prendas de tela suelta que les permitían moverse libremente y con gran estilo que hasta se veían menos tensos por los problemas.
-Bien- el líder habló después de dos ensayos completos frente al espejo – ¡Quítense el vestuario! No quiero que lo hagan trizas antes del nacional – algunos se quejaron y otros suspiraron desanimados, todos estaban de vanidosos diciendo lo bien que se veían, pero la ilusión se había terminado rápido.
Todos comenzaron a desvestirse molestos y aun con las quejas saliendo de sus labios lanzando zapatos y más cosas. Hasta que uno miró por la puerta y observó una gran sombra en ella.
-¡Maldito!- Dijo mientras se ponía su playera y caminó hacia la salida.
-¿Qué sucede?- Otro lo miró confundido y se puso de pie terminando también de vestirse.
-¡Ese tipo estaba observando desde la puerta! – Todos lo miraron y vieron luego hacia el lugar mencionado – ¡Le daré una buena lección! – Se arremangó y de dispuso a salir.
-¡Yo también! Ya estoy harto – tomó un pie de micrófono y fue también mientras Taemin los veía algo asustado.
-Esperen – el líder intentó detenerlos pero todos los chicos estaban listos para salir y moler a golpes al acosador de una vez.
-¿Cómo que esperemos? Es obvio que tiene malas intensiones, observaba como Taemin se cambiaba – Taemins se sonrojó y tragó saliva algo preocupado mientras los demás estaban saliendo.
-¡Taemin evitaré que se metan en líos! – El líder habló tomando su teléfono y saliendo atrás de la extraña turba que parecía perseguir al monstruo de Frankestein – No salgas de aquí – el mayor cerró la puerta y el chico se quedó viendo anonadado.
Pero no pasó mucho tiempo para que la puerta del otro lado sonara y por ella entrara el chico alto con el gran abrigo y corriera al otro extremo a cerrar con llave. Y ahora estaba ahí frente a él y completamente encerrado en ese salón. Podría intentar correr a una de las puertas, pero el chico de seguro lo atraparía en el camino solo comenzó a retroceder lentamente y temeroso.
-¿Qué quieres? – Preguntó cuando topó con el ventanal y no pudo seguir más atrás.
-Yo – el chico alto se comenzó a acercar y tragó saliva – Yo estuve muchos años en un psiquiátrico.
Taemin sintió más temor, que quería decir con eso, estaba aterrorizado mientras avanzaba hacía el.
Mientras tanto los otros chicos del grupo de baile seguían caminando por los pasillos buscando al alto sin enterarse que este se encontraba encerrado a solas con el maknae.

Confrontación ~

Y ahí estaba frente a él con una penetrante e intensa mirada avanzaba lentamente mientras el menor se pegaba más a la pared temblando por el miedo. Sabía que el alto lo seguía desde hace tiempo, sabía que lo observaba pero lo que no sabía era lo que quería y justo eso era lo que más temía en ese momento.
-¿Q…qué quieres? – Un tono nervioso cortó sus palabras mientras intentaba sonar valiente.
-¿Quién eres? – El alto se acercó demasiado haciendo que el maknae del grupo de baile diera un saltito y cerrara los ojos.
-¿C…cómo que quién soy? – Dijo aun con los ojos cerrados y el rostro girado, pero aun así sentía que el alto estaba cerca su cálida respiración golpeaba en su mejilla poniéndolo totalmente exasperado. –Yo de…debería hacer esa pregunta – dijo algo molesto pero aun sin abrir los ojos.
-Aunque me preguntes quien soy no puedo contestar – se escuchó un suspiro del chico y su respiración se alejó. La respuesta y no sentir esa respiración hicieron que Taemin abriera los ojos y volteara a verlo.
-¿Por qué? – Dijo un poco más seguro al ver como el chico se veía en conflicto por esa pregunta.
-Quería que tú me lo dijeras, me pareces tan familiar que quería saber si tú sabes quién soy – el chico bajó la vista al piso mientras sus palabras salían con pesar-
-¿Quién eres? – Dijo con curiosidad y acercándose un poco, en ese momento ya no era nada temible si no que ahora se veía lastimoso.
-No lo sé – el chico sus piró y se dejó caer en el piso – llevo varios años intentando averiguarlo, se pocas cosas de mi pasado, pero tú me pareces familiar. – El menor se sentó frente a él y lo miró fijamente.
-También me pareces familiar – dijo con una sonrisa – yo tenía un amigo muy parecido a ti.
-¿Enserio? – El chico sonrió ampliamente – ¿Crees que pueda ser él?
El menor negó y volvió a sonreír algo lastimoso – Hace poco me enteré que se casará pronto – soltó un suspiro mientras el dolor lo inundaba – siento que es algo joven, pero se veía feliz.
El alto lo miro algo triste y lo acarició su cabeza – ¿Cuál es el nombre de ese chico?
-Minho – el menos esbozó una sincera sonrisa por la calidez de su acosador.
-¿Puedes llamarme así? – El alto dijo causando la sorpresa en el de cabello rojizo. – En realidad no tengo ni nombre, sé que es raro que lo pida, pero puedo quedarme cerca hasta saber quién soy y porque me pareces familiar – el menor se puso nervioso y lo miró aun asombrado.
-Yo…

Una palabra de esperanza~

-¿Dónde se metió ese… – Los demás miembros del grupo seguían por los pastillos buscando al supuesto acosador.
-Chicos ¿Y Taemin? – Todos se voltearon a ver.
-Le dije que se quedara con su locura – el mayor por fin pudo hablar y todos lo miraron fijamente.
-¿Dejaste a Taemin solo? – Uno de ellos preguntó preocupado y corrió de regreso al salón seguido por todo el grupo para encontrarlo cerrado.
-¿Qué demonios? – Los golpeteos y empujones a la puerta comenzaron- ¡Abre maldito! – Ninguno de los chicos se detenía pensando que había pasado lo peor.
Después de un rato de forcejear y hacer un escándalo frente a la puerta esta se abrió suavemente y todos entraron a presión a la sala.
-¿Qué pasa chicos? – Taemin preguntó sonriendo mientras sostenía la manija.
-¿Estás bien? – Uno de ellos lo tomó de los hombros y comenzó a revisarlo mientras buscaban con la mirada al alto que se encontraba en una esquina doblando cosas.
-¿Qué pasó? – El mayor preguntó asombrado.
-Minho quiere entrar al grupo de baile, pero le dije que si deseaba eso debería empezar desde abajo y esforzarse para llegar a las nacionales con nosotros el próximo año para seguir teniendo el título de los campeones nacionales.
Todos estaban boquiabiertos viéndolo sonreír como si nada y el mayor solo fijaba la vista en el chico que doblaba los vestuarios diligentemente.
-Está bien- sonrió y luego dio una fuete palmada haciendo que todos lo miraran – pero para eso tenemos que ganar el título ahora, así que todos a ensayar.

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Restos del Pasado +Antes de Entre mi fantasía y mi realidad+

Restos del Pasado

(Fuerza Friki 2011)

La brisa con un fresco aroma me despertó esa mañana. Las ansias habían opacado mi sueño, mi eterna noche por fin se había terminado. Frente a mí tenía un  nuevo comienzo. Mi nueva oportunidad me daba la pauta para ser tan espectacular como se pudiera.

Observé mi nueva habitación y rápidamente fui a bañarme para luego hacer todo lo posible para verme mejor de lo que ya me veía. Era el primer día del resto de mi vida.

El primer día de mi preparatoria sería mi debut como alguien nuevo, utilice todos los productos, cremas y maquillaje (masculino) que me beneficiaban. Solo era una ligera ayudita, por que yo era perfecto de nacimiento.

Camine con orgullo por la entrada de la escuela, esta era mi pasarela, algo que no podía arruinar. Pero tú llegaste a arruinarla. Tenías que jugar con tus amigos y empujarse a la entrada, lo arruinaste, mi primer día y lo arruinaste. Estaba cubierto de  café, por lo menos eso olía. ¿Quién lleva café a su primer día de clases? Solo los idiotas como tú. Ni siquiera te disculpaste, estaba por gritarte, pero las personas se comenzaron a acercar a mí y trataron de ayudarme. Nunca nadie se había acercado a mí.

En el pasado nunca tuve buenas relaciones pero ahora era la persona más popular del primer año. Era conflictivo pero solo por la envidia que muchos me tenían, rápidamente me gané un apodo o varios. Diva cuando quería cumplir mis exigencias y el todopoderoso Kibum cuando ganaba algo. Y siempre ganaba.

Mi fama me volvía más orgulloso, pero aun así tú no sabías ni quien era. Recuerdo la primera vez que me hablaste. Yo te odiaba, de verdad me parecías el chico más irresponsable y tonto que solo se la pasaba con una risa simplona con sus amigos, rodeado de lelas que te veían como un dios.

-Disculpa ¿Tu no eres amigo de Yoo Na? – me preguntaste después de alejarme de mis amigos en la cafetería.

-Si- dije aun confundido ante el hecho que me hablaras, rara vez los de segundo año nos dirigían la palabra.

-¿Me la puedes presentar?- tus objetivos siempre eran los de un animal rastrero, llevado por la calentura y la desesperación.

-Lo siento, pero conozco tu reputación Kim Jonghyun y yo si cuido a mis amigos – contesté alejándome de ti, dándote a entender que yo sabía quien eras y no iba a dejar que te salieras con la tuya.

Tu odio hacía mí nació ese día, pero no me importaba yo te odiaba primero, de hecho te odiaba más. Caminaba por la escuela escuchando rumores, horribles rumores, el resultado de tu infantil rencor. Las cosas se pusieron más feas cuando comencé a encontrar anomalías en mis objetos personales, mi ropa arruinada varias veces, insectos en mis pertenencias. Pero no me importaba muchas personas me apoyaban. No pensé vengarme, simplemente nunca lo pensé, no iba a estar en tu patético juego.

Una noche salí de compras por que el refrigerador se había quedado vació y deseaba una buena cena. Me gustaba cocinar, pero no me gustaba ir por los ingredientes. Pasé junto a una de esas salas de videojuegos o algo por el estilo, no tardaste tu en salir por esa amplia puerta.

Me viste tan pronto giraste la cabeza para buscar una salida. Una chica te siguió hasta el exterior de ese lugar tan ruidoso.

-Kibum, que bueno que llegaste ¿Nos vamos? – estaba completamente confundido, me tomaste de la mano y arrastraste lejos de la escena mientras que la chica se quedaba sola en esa calle.

-Ahí está – gritó alguien más, tu empezaste a correr jalando mi brazo, pasaste entre la gente sin problemas. Me costó trabajo sujetar los víveres, pero logré mantenerlos conmigo.

-Nos salvamos – dijiste como un héroe después de meterme en tus tontos líos – pero será mejor que busquemos un escondite.

-Yo voy a mi casa – dije mientras que salía con mis cosas de ese callejón, tu solo me seguiste. No te importó que tanto me odiaras, simplemente me seguiste hasta mi casa.

-¿Vives solo? – preguntaste después de entrar a mi departamento y decidirte quedar a cenar. Todo era como un juego para ti.

-Si he creado una buena vida lejos de mis padres – me sentía bien contestándote.

-Me asombras, yo trabajo medio tiempo pero no he podido salir de la casa de mis padres. Si tuviese mi propio departamento tendría tantas nenas para mí. Que divertido.

-No fue mi decisión – quise aclarar todo, tu idea era asquerosas y tus bajas intenciones me agobiaban – mis padres me corrieron. De hecho tengo permiso de arruinarlos financieramente con tal de que me aleje de ellos.

-Debiste hacer algo muy grave, pero es raro que la correcta diva de nuestra escuela tenga un mal comportamiento.

-No hice nada – me defendí – es solo por mis preferencias.

-¿Tus preferencias?

-Soy homosexual – dije tranquilamente mientras que cortaba verduras para agregar al guiso.

Te quedaste callado, no podía creer que dejara callado al gran Jonghyun. Solo te sentaste a ver televisión y luego comimos hablando de otras cosas. Después de un rato te levantaste y te despediste.

Tras ese día creí que ahora actuarías de forma incómoda conmigo, pero por lo contrario volvías a cada rato a visitarme. Te tomabas la libertad de entrar y salir de mi casa cuando quisieras. Me volvías loco eras como una plaga con la que uno no podía lidiar, pero también me gustaba tu compañía.  No estar solo se sentía tan bien que me hice adicto a ti.

Así llegaron las vacaciones y prácticamente vivías en mi casa, coqueteabas con mis vecinas, eras tan hiperactivo que no te quedabas quieto en el sillón, hacías enormes maratones de películas, dormías en mi sala, armabas teatros en la calle y te volvías loco por ponerme apodos raros. Tenías tantas fallas y horrorosas costumbres pero supe que era mi perdición cuando empecé a ignorarlas y adorar cada una de tus virtudes.  Como tu voz al cantar, tu risa, tu habilidad para ayudar a los demás y tu forma angelical de dormir.

Brillabas lo podía ver cada vez que te observaba mientras dormías. Tus largas pestañas y suave piel me estimulaban a querer tocarte. Muchas noches pensaba en ti, me sentía incómodo solo con pensar que tu estabas del otro lado de la puerta y me escuchabas pensando en ti.

Me desperté una noche con sed y pude escuchar ruidos en la cocina, tu no estabas ahí, así que me invadió el temor. Al asomarme eras tu quien estaba desordenado mi cocina. Cuando me viste comenzaste a sollozar.

-Ella me dejó – eso era común cuando se trataba de ti. Pero siempre te dolía y rompías en llanto como esa vez. Te abrase ya que compartía tu tristeza en cuando amores correspondidos se trataba. Lamentablemente tu cuerpo en contacto con el mío me puso en una situación vergonzosa. Solo con sentir tu fuerte y formada espalda y el olor de tu piel me llevaba a reaccionar. Tanto tiempo gustándome que mi cuerpo ya no aguantaba más.
Intenté alejarme para que tu no lo notaras, pero me lo impediste, simplemente me aprisionaste  y con tu otra mano tomaste mi rostro y me besaste. Esa noche me utilizaste para secar tus lágrimas, fui tu consuelo entre el sudor y la excitación, para mi fue una gloría y para ti solo una salida.

Esa fue la primera pero no la última vez, me tomaste como escape muchas veces y a veces solo por la simple necesidad. Yo nunca te pude detener, me llenaba de éxtasis  que me buscaras, pero me hería a mi mismo cada vez más.

Terminaste tu segundo año y yo comencé el mío. Intenté alejarme de ti varías veces, pero simplemente no podía. TU sonrisa, tus perfectos labios, tus excentricidades, todo eso me hacía querer más y hundirme en el más profundo abismo. Pero llegó un momento en que me quebré.

-Terminemos con esto – por fin tenía el valor de decirlo.

-¿A qué te refieres baby?

-No puedo más, solo soy un juguete para ti.

-Está bien desquitarnos de esta manera, ambos lo disfrutamos y somos libres de cualquier compromiso – tu respuesta me dolió, aunque ya lo sabía de la persona que menos quería escucharlo eras tu.

-Pero yo lo odio, solo me utilizas y yo me muero de amor por un idiota como tu, no me voy a seguir haciendo daño, valgo más que todo esto.

Decidí alejarme, por ese tiempo mi padre también estaba buscándome, aun era su único heredero y su compañía requería a alguien educado a su modo. A mi no me importó no quería volver a enamorarme, sabía que ya no podía ver a otras personas, que el lo era todo para mí aunque yo no fuera nada para el.

Me asombró cuando empezaste a buscarme, preguntabas por mí en la escuela, te parabas fuera de mi salón observándome. Pasabas por la compañía de mi padre y esperabas en el parque de mi casa. Fingí que no te veía, al principio creía que era mi imaginación, pero luego no sabía que era lo que buscabas.

Me dolía bastante verte así, en la lluvia fuera de mi puerta, esperando algo. Salí con un paraguas por ti,  eras como un cachorro abandonado.

-Vuelve a mi lado – dijiste mientras te cubría con una toalla y te tapaba con ese paraguas.

-No Jonghyun, no quiero seguir como antes.

-No puedo estar sin ti mi Baby, dame otra oportunidad, aun no se lo que busco, pero estoy seguro de que te busco a ti.

Fui el tonto más grande del planeta por que te permití volver, era mejor que antes por que me dabas mayor importancia inclusive ibas de compras conmigo. Dejaste a las chicas de lado, pero no se iba el dolor, aun podía ver como las veías al pasar junto a una chica, aun venías llorando a mí por las mimas razones, aunque no decías nada sobre ello.

Mi padre no estaba contento, intentó separarnos, varios lo intentaron, pero me gustaba como te aferrabas a mí.

Llego la época donde tu terminaste la preparatoria, el día de la despedida, todos estaban tristes por que te ibas a ir lejos. Lo sabía aunque no me habías dicho nada sobre eso. Te acercaste a donde me encontraba platicando con otras chicas que había ido a despedir a sus novios o chicos que les gustaban.

-Hey Kibum – te acercaste cuando todos firmaban las playeras de los demás. La tuya estaba llena de nombres y frases de color rosa, hasta uno que otro dibujo, cuantas chicas tenían recuerdos de Jonghyun en la prepa. Me acercaste un plumón de color aqua – firma tu también, te dejé un lugar en la espalda que tanto te gusta – las chicas soltaron risitas, sabían que entre el y yo existía una relación complicada.

-Está bien – fingí una sonrisa y sostuve el llanto más tiempo. Plasmé mis palabras y luego me fui a mi casa con el pretexto de que quería ver un programa.

Llegué a casa de mis padres pero ellos habían salido, era un preso en ese lugar. Pero solo debía soportarlo un poco más.  Me acomodé para ver televisión cuando el timbre interrumpió mis lágrimas que comenzaban a salir.

-¿Cómo crees que me sentí cuando pregunté a mis amigos que habías escrito? – fueron tus primeras palabras cuando abrí la puerta con los ojos llorosos.

-Supongo que avergonzado – dije tratando de aparentar sarcasmo en mi voz.

-¿Pero qué clase de mensaje es este?

-Es como me siento, no puedo hacer nada al respecto.

-DESCARADO, COQUETO DE PORQUERÍA, suena a insulto de niño de primaria, esperaba algo mejor del chico que dijo que me amaba.

-Lo siento – rompí en llanto – pero no me gustan las despedidas y menos las derrotas. Simplemente no quiero que me dejes, se que no somos una pareja, pero soñaba con estar a tu lado.

-No pensaba dejarte, te iba a pedir que vinieras conmigo, después de todo odias esta casa.

Fueron los segundos más alegres de mi vida, segundos que fueron coronados por tu beso. Subí por mis cosas y tu me seguiste mientras empacaba me abrazaste por la espalda.

-Tenía miedo de que no quisieras dejar tu vida de lujos para venir conmigo.

Solo pude girar y abrazarte también. No pudimos quedarnos demasiado por que tenía poco tiempo para tomar todas las cosas y salir de ahí. Empaque también cosas costosas que podría vender sin problema para conseguir dinero y ayudarle algo a Jonghyun.

-Puppy, ya está todo listo – mi alegría me invadía.

-Bien, es hora de partir, mis padres me dieron el viejo auto para mi viaje.

Salimos a la carretera Jonghyun iba manejando, poco a poco nos alejábamos más de esa ciudad. Sonó tu teléfono.

-Claro que si noona… será un placer vivir contigo… llevo a un amigo, te va a agradar.

Era un idiota volví a caer en las mismas palabras. Jonghyun nunca cambiaría y nunca me vería como algo más que un amigo. Ya tenía otra mujer esperándolo. La tristeza me invadió y con la tristeza se vino la lluvia, una densa lluvia de primavera.

Trataste de hablarme, de entender que era lo que me pasaba, aun no sabía que hacer quería ir contigo, contigo iría hasta el fin del mundo, pero seguiría sufriendo. Deseaba no estar ahí para querer seguirte, pero también deseaba no apartarme de tu lado.

Una luz nos cegó y después de un ruido estruendoso, el silencio invadió la escena. Sentía dolor cuando abrí los ojos, pero solo podía ver pedazos de lo que había sido un auto. Escuchaba voces a lo lejos, voces llamándome, ambas melodiosas, ambas llenas de sentimientos, ambas parecían provenir de un coro celestial.

Pude verte tu eras una de esas voces – Kibum, resiste, la ayuda viene en camino – Me buscabas en esa obscuridad que me invadía, todo se empezaba a teñir de rojo, podía oler cenizas y gasolina quemándose, podía oler sangre y sentir la humedad de esta corriendo por mi cuello.

La segunda voz me habló – Kibum , ven conmigo, olvida el dolor – otro ser hermoso me llamaba desde una luz. No sabía a quien elegir, estaba por seguir al ser que iluminaba un camino sin más sufrimiento, donde el frío de mi cuerpo desaparecería. Cuando te escuché de nuevo y tu también brillaste  – Baby, quédate aquí.

Por tu culpa no pude elegir, me quedé aquí sin vivir ni morir atrapado entre dos realidades. Todo habría sido diferente si me hubieras dicho que me amabas, por que de seguro hubiera hecho todo por estar a tu lado.

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No le tengo miedo al Coco

No le tengo miedo al coco

(Fuerza Friki 2011)

Recuerdo la última vez que le tuve miedo a la obscuridad, me sentía como el ser más absurdo e ilógico del planeta no era posible que un chico de 10 años temblara por los simples ruidos nocturnos, las sombras de los árboles mecerse y el viento que silbaba por esa ventana que daba directamente a mi cama.

Me sentí tan absurdo que salí de mis colchas azules me puse las pantuflas que había tejido para mí mi abuela y di tres pasos hacía el gran ventanal que se corría para dar paso al diminuto balcón donde se secaba la ropa.  Mi plan era sencillo y a la vez tan brillante como yo, recogería la ropa, la metería a nuestro departamento y ya no bailaría de forma tenebrosa en la ventana.

Y así fue que salí lleno de valor, bueno con un poco menos de cobardía al balcón de concreto con un barandal de acero. Me subí sobre el banco que usaba mi abuela para descolgar y colgar ropa. Entonces escuché una risa, del susto perdí el equilibrio y casi me caigo, pero sostuve con fuerza la ropa.

-¿Qu.. qu… quién anda ahí? –Tartamudeé intentando mostrarme valiente pero aun sostenía el camisón de mi abuela con fuerza.

-Pues yo – una voz me contestó y escondí mi pálido rostro detrás del camisón.

-¿El coco? – No podía creer que a mis diez años aun le tuviera miedo al coco. Se hizo silencio por un momento y luego una risa invadió el balcón.

-¿Cómo voy a ser el coco? – Me asomé y vi en el balcón vecino una pequeña figura con cabello alborotado y ojos brillantes, lo demás solo eran sombras.

-Pues pareces el coco, o alguna otra bestia – dije molesto mientras él se seguía riendo de mí.

-Espera … – se escuchó algo de enojo en su voz y luego vi como se movía por el balcón, sacó un pedazo de algo y lo puso entre los dos balcones. Luego esa pequeña figura se subió a ese trozo y lo utilizó de puente.

-Espera te vas a caer – me asusté al ver como avanzaba, la distancia entre ambos balcones no era mucha, pero estábamos en el quinto piso de ese complejo de departamentos.

-Ves no me caí – llegó dando un salto al balcón y lo miré anonadado. Frente a mi tenía un chico casi de mi misma edad, cabello revuelto, ojos risueños y una sonrisa que parecía que sufría alguna enfermedad mental. Nadie podía sonreír tanto en medio de la noche, eso hizo que me perturbara.

-Definitivamente eres el coco – terminé de descolgar el camisón y lo doblé junto con la otra ropa para meterla a la casa.

-Yo que vengo hasta aquí para mostrarte que no hay que temer y me sales con que soy el coco – el chico se sentó en el piso del balcón.

-Pues pareces el coco – lo volví a mirar, seguía con esa tonta sonrisa, pero por alguna razón me estaba agradando que sonriera. Deje la ropa en la canasta que estaba en el piso y luego miré mejor al chico- ¿Qué te pasó? – Me acerqué preocupado a su rostro, tenía uno de sus ojos rodeado por un círculo morado, que parecía estar hinchado en toda la extensión.

-Nada – rascó su cabeza mientras tocaba yo tocaba su rostro, intentado ver si le dolía – auch, solo me caí.

-Deberías ser más cuidadoso, ya me imagino que estabas haciendo alguna barbaridad para caerte de esa manera, tal vez querías pasar a otro balcón – lo empecé a regañar, pero el aun seguía sonriendo. – Espera aquí – corrí a la casa y regresé después de tomar algo del refrigerador y algunas cosas del botiquín.

-¿Qué es todo eso? – Seguía sentado en el mismo lugar cuando volví.

-Primero desinfectaré la herida – señalé lo que iba a usar – luego te pondremos esto para la inflamación, y esto es para el dolor, te tomas una de estas para que puedas dormir bien con esa herida y pasaremos este huevo frio por tu pómulo para que no se siga hinchando – señalé todo lo que tenía y el solo se rió.

-¿Y eso? – Señaló otra cosa de las que había llevado.

-Es para que no deje cicatriz ni rastro de nada, sería horrible si se dañara permanentemente tu hermoso rostro – tapé mi boca al instante, había vuelto a hablar de más.

-Qué lindo – siguió riendo – eres como una madre.

-Y tú como el coco – me molesté un poco pero aun así me dispuse a curarlo. Y luego lo despedí, mientras regresaba por la peligrosa tabla, volví a dormir tranquilo.

La siguiente noche también salí, pero esta vez no fue por el movimiento de la ropa o el temor del viento que silbaba, solo quería saber si estaba mejor. Aunque estuve buen rato no parecía haber nadie así que me dispuse a entrar.

-Espera – Giré y vi la sombra mover el pedazo que ahora veía mejor y era una madera sólida. El chico pasó a mi balcón – ayer no te pregunté tu nombre, no creo que llamarte umma esté correcto del todo.

-Yo esperaba seguir llamándote coco – me reí de él. Y puso una cara de enojo disimulado.

-Soy Kim Jonghyun – me extendió su mano – tengo 11.

-Soy Kim Kibum – saludé contento – ya cumplí los 10.

Y desde ese día nos veíamos en el balcón, no era posible que nos viéramos a diario pero si terminamos viéndonos seguido.

 

 

 

También recuerdo la última vez que le tuve miedo a los truenos. Esa noche llovía de una forma horrible.  Y me escondía debajo de las cobijas, no quería fastidiar a mi abuela, ya tenía 12 años, estaba por entrar a la secundaria, no era lógico que siguiera teniendo tanto miedo. Estaba llorando bajo las cobijas cuando escuché golpes en el vidrio me asomé y Jonghyun estaba en la ventana. Corría abrirle  y lo estaba por regañar por estar bajo la lluvia pero él me abrazó de la nada.

-El coco viene por los niños que no se duermen temprano y lloran en la obscuridad – me seguía abrazando.

-¿Estás bien? – Su comportamiento era algo raro. Estaba separándome de él para ver su rostro, pero en eso cayó un enorme rayo que me hizo agacharme y quedarme en el piso temblando.

-Tranquilo – Jonghyun acarició mi espalda y me llevó hasta la cama – si te tapas ya no verás la luz me acostó en la cama y luego se acostó el dejando su chaqueta mojada en el respaldo de la silla. Luego nos cubrió con las colchas. – Vez aquí no vemos los rayos – sonreía de nuevo y luego pude ver su rostro, otra vez estaba golpeado. Pasaba muy seguido y últimamente no hablábamos mucho porque no me quería contar que era lo que en verdad sucedía.

Pero esa noche se apareció para salvarme de mi temor, aun estando completamente herido, me fijé bien en el cuerpo que tenía frente a mí en ese colchón, no solo era su rostro, también sus brazos y supongo que más partes en su cuerpo tenían las negruzcas manchas causadas por los derrames.

-Tenemos que curarte… -estaba por pararme pero el ruido de la tormenta me hizo congelarme.

-Taparé tus oídos – así puso sus manos a ambos lados de mi cabeza y luego me sonrió. –Mi padre me golpea – hacía presión en mis oídos, era obvio que no quería que lo escuchara pero quería contármelo. No supe que hacer en ese momento, me sentí muy mal por mis temores infantiles pero mi única solución fue acurrucarme cerca de él y dormir tranquilo. Eso era lo que necesitaba ahora, algo de paz y tranquilidad.

 

 

 

Pero aun así mi mayor miedo apareció cuando tenía 14 años cerca de mi cumpleaños número 15, no hay un peor temor que el miedo a la soledad. No lo había sentido hasta ese entonces. Cada vez salía al balcón más temprano y muy seguido ya lo encontraba en ese lugar. Solo platicábamos de cualquier cosa.

-Y la muy mal vestida le arrojó el refresco – giré a ver la vista de la ciudad – creyó que lo recuperaría de esa forma la muy ilusa. – Me reí mientras seguía con la vista los carros que pasaban a lo lejos.

-Bien, pero lo que te pregunté era desde cuándo te gustaba ese chico – Jonghyun se recargó de la misma forma que yo en el barandal.

-Eso no lo sé – Jong conocía todo sobre mí, sabía mis gustos, mi necesidad por las compras, quienes eran mis amigos e inclusive quien me gustaba. – Mejor háblame de tu banda – intenté cambiar el tema.

-Pues nos va bien, es solo que con el problema de mi mano nos atrasamos un poco y perdimos una presentación – su mano había sido destrozada por un golpe, el había dicho que era un accidente de bicicleta, pero yo bien sabía que su padre odiaba que tocara la guitarra por eso lo había hecho. Yo ya odiaba a ese hombre con todas mis fuerzas – ¿Si vas a entrar a la misma preparatoria que yo? – Notó que me había quedado mirando su mano y cambió el tema.

-Eso espero – miré hacia abajo, tenía miedo de no conseguirlo y defraudarlo.

-Sería genial, podríamos tomar talleres juntos y si entras podría tener más razones para quedarme.

-¿Quedarte? – Me extrañó ese argumento.

-A eso – agachó la vista – mi madre me invitó a vivir con ella, pero no quiero dejarte – lo miré asombrado, empecé a retroceder.

-Debes ir con ella – agaché la mirada al piso del balcón – no te puedes quedar aquí.

-Vamos Key, ya estoy acostumbrado.

-¿Acostumbrado? – Me enojé por su forma de decirlo – Nadie debería acostumbrarse a ser golpeado – sabía que no debía meterme pero no podía más, ahora él tenía una salida y la desperdiciaba. – ¿Crees que está bien? Esta vez casi te deja sin mano, no hubieras podido volver a tocar ¿Crees que no lo volverá a hacer? ¿Crees que se detendrá un día que esté muy molesto?

-¡Ya Kibum! – Me gritó, era la primera vez que me gritaba.

-¡Solo vete! De todos modos no tenía pensado entrar a tu estúpida preparatoria y mucho menos pasar mis valiosas tardes y noches en este tonto balcón – lloraba mientras le gritaba molesto, estaba por entrar a mi habitación pero el jaló mi brazo.  Sentí chocar contra su pecho y luego sus brazos rodearme.

-No me pidas eso – dijo sollozando – no me pidas que me vaya.

-Tienes que irte – también comencé a llorar.

-Pero me quedaré solo – me presionó con más fuerza. No deseaba soltarlo, no deseaba perderlo per era todo lo que tenía, no quería que se fuera esfumando lentamente frente a mí, mientras que los golpes destrozaban su cuerpo y su alma se perdía poco a poco solo por los deseos de su padre asqueroso y borracho.

-Lo siento – me separé de él – pero es mejor que te vayas – entré a mi cuarto y esperé a que no me siguiera mirando con los ojos llorosos desde ese balcón para tirarme en el piso y darme cuenta de lo egoísta que había todo ese tiempo, solo pidiéndole que estuviese a mi lado sin importar todo lo que sentía y sufría por ello. No paré de llorar por un tiempo y a ratos salía en la noche a ver al balcón contiguo, pero era más que obvio que ya no estaba ni estaría.

 

 

 

-Kibum, cariño, ya es algo tarde – Miré a la anciana y perfecta mujer que estaba sentada en el comedor.

-No pienso irme sin dejar el desayuno de mi abuela, listo – terminé de servir el plato y lo puse frente a ella,  entré al baño para darme los últimos toques y luego salí tan perfecto como siempre. – Adiós abuelita – le di un beso en la mejilla a  la mujer que me había criado y salí corriendo directo a clases. Bueno no corrí, no quería llegar sudoroso a la escuela.

-Ya viene el todopoderoso Key – una amiga me hizo la entrada al salón.

-Hoy casi no se te hizo tarde – otra chica con la que me juntaba me hizo reír y me senté en mi lugar tranquilo – lindo peinado – estaba por revolver mi cabello pero le lancé una mirada retadora.

-No te metas con la diva – la amiga que me había hecho la entrada se sentó en su lugar frente de mi – me gusta cómo te vez rubio.

-Gracias, pero sabes bien que todo me queda bien a mi –ella se rió mientras que el profesor entró y todos nos quedamos callados.   A mis 17 años había logrado mi perfecta apariencia, había crecido bastante y había encontrado un lugar en este mundo.

Las clases pasaron como siempre a ratos reía con todos, a ratos solo me quedaba viendo al exterior y a ratos ponía atención al profesor.

-Deberíamos ir de compras este fin de semana – una sugerencia tentadora por parte de mis amigas.

-¿Vas a venir Key? No sería lo mismo sin ti ¿Quién nos aconsejaría de moda? – Reí un poco, era obvio que solo yo podría hacerlo.

-Claro, no dejaría que se fueran por el mal camino – me reí y luego me despedí de las chicas. No tenía muchos amigos por mi forma de ser y porque a todos los comparaba con Jonghyun, nadie le llegaba a los talones a mi mejor amigo. Todo el camino a casa pensé en el, de seguro ya estaba en la universidad o tenía una banda famosa, bueno algo famosa por que no había escuchado nada de él.

Subí las escaleras y miré al edificio contiguo, hacía el departamento que Jonghyun y su padre habían habitado, tras la partida de Jonghyun pasaron dos años y el hombre murió de una congestión alcohólica, el perfecto final para un cerdo como ese. Pero ese mismo día me hice la idea de que nunca más lo volvería a ver, porque aunque odiara a ese hombre era mi única conexión con Jonghyun.

Llegué a casa con mi abuela y nos sentamos en el comedor yo hacía tarea mientras ella tejía, luego ella decidió preparar la cena, decidí ir a tomar un baño y luego cambiarme.  Me recosté un rato en la cama y luego pasé a cenar, era otro día normal para nosotros. Lave los platos y me dispuse a colgar la ropa que había lavado mi abuela.

-¿Casi no sales al balcón verdad? – Tiré la ropa limpia del asombro. Gire la cabeza y encontré a un chico bastante musculoso en el balcón contiguo, su cabello era castaño, era algo bajito, su rostro era tosco y suave a la vez, y su mirada expresaba ternura mientras compartía una sonrisa que podía llegar a odiar si no es porque ya la amaba. Empecé a retroceder- ¿Otra vez le tienes miedo al coco?

-Solo si el coco aparece de la nada – me calmé un momento – te he extrañado – sonreí y luego recogí la ropa. Antes de que pudiera decir algo el chico que había esperado por todos esos años saltó de balcón a balcón dejándome anonadado.

-¿Qué estas pensando? – Comencé el regaño – ¡Te vas a matar!

-También te extrañe – me abrazó de la nada y simplemente me dejé llevar, no podía dejar pasar ese momento – me acabo de mudar – levanté el rostro desde su hombro para ver si no mentía, si no se trataba de mi imaginación- estaré aquí mientras estudio en la universidad. – Lo volví a abrazar, era mi momento de felicidad. El levantó mi rostro y me dio un cálido beso donde nuestros labios se rosaron suavemente con un poco de fricción, tampoco esperaba eso, pero en realidad no esperaba verlo así que todo lo demás era como un regalo.

-Qué bueno que volviste – me aferré más a él, no pensaba soltarlo.

-Deberías terminar tus labores – había olvidado que estaba colgando la ropa, me enojé un momento y lo empujé. Yo era tan feliz y el salía con sus cosas, estaba volviendo a colgar la ropa cuando lo volví a escuchar mientras estaba recargado en el barandal. – Aunque si no lo haces, el coco te podría comer. – Esbocé una sonrisa y dejé caer una de las prendas otra vez en el canasto y luego solté las pinzas.

-Eso no suena tan mal – avancé hacía el – me gustaría que el coco me comiera.

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Mi Extraño Vecino

Mi  extraño vecino

(Fuerza  Friki  2011)

Logré subir mi cansado cuerpo hasta el octavo piso de ese viejo edificio departamental. Mi política era nunca uses el ascensor para estar saludable. Aunque después de la práctica de baloncesto esto era una mala idea, pero nunca me he dejado vencer y mucho menos por mi flojera.

Empujé la puerta hacía el pasillo de los departamentos y me fijé que había algo fuera de lo normal en el piso. Caminé un poco más y me di cuenta que eso estaba fuera de mi puerta. Lo vi un poco mejor y se trataba de un chico que parecía haberse dormido fuera de mi puerta. Su cabello era de un tono rojizo, sus rasgos bastante finos y su respiración tan tranquila.

-Disculpa – dije en voz baja agachándome para moverlo un poco, quería  entrar en mi departamento pero me dolía tener que despertarlo.

-¡Taemin! – Alguien gritó haciendo que el chico se despertara de golpe – el piso ya se seco, ya puedes pisar –un chico de rasgos felinos se asomó por la puerta.

-Ya voy  Key hyung –el chico se levantó y se fue, parecía que no había notado que yo estaba ahí frente a él. Me quedé un rato agachado viendo hacía la puerta a la que había entrado y luego regresé a mis sentidos y entré a mi propia habitación.

Vivir solo no era nada fácil, pero gracias a la beca de deporte que había conseguido podía estudiar en la ciudad. El mayor problema era el tiempo, parecía que siempre se me iba por las manos, nunca sabía en qué hora del día estaba viviendo.

 

Desperté ante unas voces…

-Corre por tu suéter, no pienso cuidar de ti si te enfermas.

-Ya voy umma – alguien corrió por el pasillo -se bien que adoras cuidarme Kibum.

-Cuido de ti por obligación, anda ya muévete.

Salté de la cama y vi el reloj, otra vez se hacía tarde. Gracias al escándalo estaba despierto, rápidamente me puse el uniforme y salí corriendo del cuarto, para encontrarme con el chico de rasgos felinos de ayer bastante molesto esperando.

-Buenos días – dije al verlo parado enfrente de mi puerta y golpeando el piso con su pie repetidamente en señal de prisa.

-Buenos días- me contestó con una sonrisa  y luego se acercó a mí – soy nuevo en el edificio, me llamo Kibum, pero puedes decirme Key – extendió su mano y yo la estreche saludándolo.  El chico era delgado y algo alto, tenía un corte muy peculiar debido a que era largo por un extremo y rapado por el otro lado. Estaba vestido con el uniforme de una preparatoria de la zona, pero lo que me llamó más la atención fue el hecho de que trajera maquillaje.

-Buenos días – respondí después de examinarlo – soy Choi Minho.

-Key umma, debiste ver lo que pasó en la televisión – el chico de ayer salió riendo del departamento.

-¿Estabas viendo la televisión? – Kibum estaba bastante molesto así que decidí no decir nada – ¿No ves que ya vamos muy tarde? – miré mi reloj tenía razón, era demasiado tarde. El chico corrió hasta donde estaba Kibum y salió jalándolo hacía el ascensor mientras este lo regañaba.

Me pregunté si sería invisible para él,  era la segunda vez que pasaba y ni siquiera volteaba a verme. No me importó y corrí hacia las escaleras, intentando llegar a tiempo.

 

Esa misma tarde salí de la práctica de baloncesto y me fui con una chica que me había pedido salir, por lo que la llevé a comer algo y luego paseamos un rato. Al final me pidió que la llevara a mi apartamento. La verdad no me importaba, era uno de los beneficios de vivir solo, pero tan pronto estuvo adentro se volvió bastante nerviosa y ante cualquier contacto se exaltaba bastante.

-Si te pones así de nerviosa es mejor que te vayas – dije algo molesto, nunca entendía a esas mujeres que pretenden ir por todo pero se acobardan en el último momento.

-No Minho oppa – se acercó a mí – si quiero.

-¿Enserio? – me dispuse a asustarla un poco y la empujé al sillón, luego me le puse encima.

-¡KYAAAAAA! –Su grito fue bastante alto, yo solo reí y luego vi como corría por sus cosas y salía del apartamento. Pero al abrir la puerta escuché otro golpe y  un gritillo de dolor. Corrí a asomarme y me encontré con mi extraño vecino tirado en el piso sobándose la frente.

-¿Estás bien? – Pregunté fingiendo interés, pero era obvio que le había pasado por estar escuchando fuera de mi puerta, así que sentía algo de satisfacción.

-¿Qué? – Volteó a verme asombrado – a si estoy bien.  Estaba espiando así que me lo merezco – demasiado honesto. El chico se paró y se volvía a ir, de verdad me comenzaba a molestar que no me notara. –Disculpa, pero no debiste de asustarla así, era obvio a que a ella le gustas pero no estaba lista – ahora me sermoneaba, lo que me faltaba un vecino raro y metiche.

-No creo que fuera tu asunto – no dijo nada y siguió caminando. Decidí volver a mi cuarto, parecía que estaba destinado a ser ignorado por él.

-Espera – lo escuché hablando de nuevo y luego corrió hasta donde estaba – tú me puedes ayudar.

-¿Yo por qué te tendría que ayudar? –Primero me ignoraba y ahora quería mi ayuda, me comenzaba a fastidiar demasiado.

-Porque pareces tener mucha experiencia – era obvio que el chico era muy despistado.

-No quiero ayudar – dije intentando volver a mi departamento pero el chico se paró frente a la entrada.

-Por favor hyung, recibirás algo a cambio – dijo con una sonrisa inocente y ojos de perrito, no me podía resistir a ese tipo de actitud.

-¿En que necesitas ayuda? –contesté después de un rato de verlo.

-Quiero declararme a una persona que me gusta, pero tengo miedo.

-Pues no tengas miedo y hazlo – dije y lo moví a un lado luego me dispuse a entrar y cerrar la puerta pero su pie me detuvo.

-Vamos vecinito modelito, debes ayudarme.

-¿Vecinito qué? – lo volteé a ver muy asombrado por cómo me había llamado.

-A sí, lo siento, así te llama mi hermano, por favor ayúdame y si lo haces ya no te pediré nada ni estaré fuera de tu puerta – el chico insistía demasiado pero logré cerrar la puerta. Aunque seguí escuchándolo por horas ahí.

En la mañana me desperté a tiempo por milagro, pero cuando intenté salir de mi casa sentí algo pesado en la puerta. Empujé con fuerza y me asomé para ver al chico dormido en el pasillo con la misma ropa que ayer, estaba frotándose los ojos de una manera tierna intentando despertar. Luego me volteó a ver adormilado.

-Por favor ayúdame –se paró y lo dijo fuerte y claro.

-¿Qué no piensas rendirte? – Dije molesto, era obvio que no podría deshacerme fácilmente de él.

-No hasta que aceptes ayudarme Minho-hyung – por lo menos ahora decía mi nombre y por alguna razón me gustaba que me llamara así.

-Está bien, nos vemos en la noche – dije molesto pasando a su lado y dirigiéndome a la escuela por las escaleras como todas las mañanas.

 

Me asomé cuando volví a casa, parecía que no había nadie en el pasillo. Así que me aventuré a pasar rápidamente, pero en el momento en que iba a abrir la puerta el chico ya estaba a mi lado.

-Buenas tardes Minho – saludaba con una sonrisa.

-Eres como la peste – dije volteándolo a ver desanimado,  me gustaba más cuando me ignoraba – puedes pasar –ya no tenía otra alternativa.

-¿Vives solo hyung?

-Si

-¿Por qué no usas el ascensor?

-Me gusta el ejercicio

-¿Por qué tus vasos son diferentes?

-Los rompo muy seguido

-¿Toda tu ropa es deportiva?

-¡Deja de una buena vez de ver mis cosas y siéntate tranquilamente mientras me cambio! – el chico había recorrido todo mi departamento en un abrir y cerrar de ojos, era como un niño pequeño. Lo dejé solo y fui a cambiarme cuando regresé estaba sentado en el mismo lugar, parecía que uno debía gritar para que lo escuchara.

-Bien cuéntame de tu asunto – dije tomando un poco de agua del refrigerador

-¿Qué asunto? – lo miré bastante molesto – a eso – dijo  de forma despreocupada. – Es una persona que me gusta desde hace tiempo, está en mi escuela.

-Bueno eres un estudiante, manda una carta o algo así, la verdad es muy simple empezar a salir con alguien a nuestra edad – dije seguro sabiendo que el chico solo necesitaba coraje.

– Pero esa persona no es un estudiante.

-¿Una maestra?  – Me asombré un poco, no esperaba eso de un chico tan femenino.

-Tampoco es una maestra – lo miré con curiosidad – es mi profesor de música – escupí  el agua ante el  asombro causado -¿Estás bien Minho?

-Si es solo que no me lo esperaba – dije limpiando un poco en la cocina mientras veía al chico que tenía la mirada agachada. Su situación era bastante difícil.

-Sé que es una locura, pero de verdad amo al profesor Jinki y quiero decírselo.

-Si tu deseo es solo decirle puedo ayudarte – me sentía mal por el chico algo en mi interior se conmovía al verlo así, por lo que decidí crear un plan para declarar sus sentimientos.

 

Mi vecino terminó yendo a mi casa constantemente, parecía que su hermano no tenía problemas con eso. Todo fue bien hasta el día planeado.

-¡Taemin apresúrate!

-¡Ya voy Key umma!

Los gritos matutinos volvían a rezumbar por el pasillo, salí lentamente para encontrarme con Kibum.

-Buenos días.

-¿Qué hay Minho? ¿Mi hermano no te ha causado líos últimamente? –se había vuelto una costumbre que Taemin me metiera en problemas o fuera una carga más para mí.

-No temas Kibum, hoy será el último día que moleste a Minho hyung.

-No creo en tus palabras – Key empujó a Tae que se acababa de presentar listo para clases – anda apresúrate de una buena vez.

-Nos vemos luego Minho – por fin tenía algo de respeto del extraño muchacho.

-Fighting  Taemin – le dije con una sonrisa, se veía tan contento esa mañana.

Esa felicidad no duró mucho, en la noche cuando tocó mi puerta su bello rostro se había transformado.

-¿Qué paso? – dije bastante preocupado al ver que su brillo se había perdido y su sonrisa se ausentaba de su perfecto rostro.

-Solo vine a darte las gracias – dijo desde la puerta, parecía otro ser diferente, me comenzaba a preocupar.

-Mejor pasa y cuéntame lo que sucedió – dije abriendo más la puerta, era obvio que había sido rechazado pero quería saber que le había dicho el instructor de pacotilla para que se pusiera de esa manera. El solo me volteó a ver y negó con su cabeza.

– Prometí que te dejaría en paz cuando todo acabara, muchas gracias hyung, te debo una muy grande – el chico simplemente se alejaba, sentía como un gran vació se formaba. Lo vi entrar a su departamento y me quedé ahí estático un momento y luego regresé al interior.

Mientras intentaba dormir viendo el techo solo pensaba en todo lo que había sucedido y me preocupaba demasiado, necesitaba una nueva razón para que viniera como antes. Ante mi preocupación decidí levantarme e ir hasta la puerta para ir a buscarlo.

Cuando llegué alcancé a ver el reloj y de verdad ya era muy tarde. Decidí regresar a la cama, debía hablarle pronto y decirle que siempre era bienvenido, que lo necesitaba, no esto último era demasiado. Pero luego escuché gritos en el pasillo y decidí asomarme para encontrarme con un extraño chico de cabello castaño y algo bajito golpeando la puerta de Tae.

Era obvio que no era el profesor ese, intentaba averiguar de quién se trataba.

-Vamos Kibum –ahora golpeaba y gritaba con más fuerza – te pido perdón, por favor no me dejes.

Todos los vecinos se comenzaron a asomar.

-Ya no sigas – Key salió bastante molesto – hablemos adentro – y dejó que el chico entrara a su casa. No tardó en salir Taemin con unos cuantos cuadernos frotando sus ojos por el sueño y se sentó fuera de la puerta. Esta era mi oportunidad por lo que decidí acercarme.

-¿Todo está bien le pregunté agachándome frente a él?

-Si  – dijo volteando a verme asombrado – solo se trata del novio de mi hermano, rompen y vuelven a cada rato – otra vez era demasiado honesto.

-¿Por qué te sacaron? – me daba algo de curiosidad que lo corrieran de su propia casa.

-Yo me salí por decisión propia –dijo mientras veía la puerta – ¿Puedo dormir esta noche en tu departamento?  Sé que prometí  que ya no te molestaría, pero…

-Está bien – no dejé que acabara, pero era una buena oportunidad.

Entramos a mi casa y Taemin dejó las cosas sobre la mesa mientras yo buscaba cobijas para que durmiera en el sillón.

-Puedes dormir en el sillón, es bastante cómodo – le decía mientras que acomodaba todo.

-Hoy estás muy amable – dijo mirándome con curiosidad, pero era cierto, hoy me comportaba de manera diferente, me empezaba a asustar a mí mismo.

-Solo lo normal para una persona que la corrieron de su propia casa – dije acomodando todo y yendo a la cocina.

-No finjas – parecía que me había descubierto – lo haces porque sientes lástima, pero lo acepté desde el principio, me dijiste que había grandes posibilidades de ser rechazado.

-Supongo que no te arrepientes – lo volteé a ver con una sonrisa era obvio que no quería mi compasión, me gustaba su actitud positiva ante la vida pero ahora me enloquecía su vida sin arrepentimientos. Haciendo siempre lo que deseaba y con su propia forma de ser.

-Nunca me arrepiento de nada – dijo con una sonrisa y luego saltó al sillón para caer acostado.

-¿Qué es esto? – dije al ver una libreta un poco maltratada sobre la mesa de la cual salían algunas hojas, el chico me volteó a ver lentamente y luego reaccionó rápidamente y se paró en el sillón.

-No veas eso Minho hyung – esto solo aumentó mi infantil curiosidad hacia los garabatos. Lo que hizo que brincara desde el sillón para impedirme tomar la libreta. Pero era demasiado tarde ya se encontraba en mis manos, empezamos a forcejear un rato luego me di la vuelta para tratar de leer.  Taemin empujaba e intentaba llegar con sus brazos desde mi espalda para poder tomar el cuaderno. Yo solo reía como un niño pequeño mientras él hacía ruiditos de inconformidad y arrastraba la palabra hyung de una forma muy tierna. Su cuerpo en mi espalda era bastante cálido y su aroma era como a fresas y leche de plátano, seguía intentándolo hasta que su cansancio hizo que su respiración se entorpeciera y lanzara quejido que me hicieron pensar algo indebido.

-Espera – dije intentando detenerlo, mi mente comenzaba a crear locas imágenes que me llevaban al éxtasis.

-Hyun devuélvela – volvió a utilizar su tierna voz y a arrastrar las palabras, me estaba enloqueciendo. Para mi suerte alcanzó la libreta y la jaló de tal forma que todas las hojas salieron regadas por todos lados -¡No! ¡No veas hyung!- fue inevitable que lo viera, todas las hojas tenían dibujos cursis y algunas fotografías de un chico de cabello un poco largo casi rubio con una enorme sonrisa y ojos entrecerrados. Muchas de las hojas decían Taemin y Jinki de muchas formas colores y tamaños, al principio me quedé estático ahí y luego volteé a ver Taemin que se veía aun más triste de lo que yo me debería ver. Mi única solución fue reírme como loco y él me volteo a ver bastante molesto.

-Pareces niño enamorado de primaria- seguía fingiendo las carcajadas.

-Ya basta hyung – dijo dándome un empujoncito  y luego se puso a recoger todo lo del piso.

-Está bien – lo detuve y tomé su brazo con fuerza haciendo que se levantara – déjame esto a mí, yo me desharé de todo.

-Espera hyung, no quiero deshacerme de todo.

– Vamos tu ve a dormir yo quemaré esto en el lavabo.

-No tienes por qué hacerlo – seguía insistiendo – esto ya no significada nada para mí, por eso lo junté todo, lo dejaré de lado – me dio un triste sonrisa que inspiraba confianza.

-Pero que niño tan torpe – dije eso jalándolo hacía mi y tocando sus labios con los míos. Luego me di cuenta de lo que había hecho y me separé rápidamente – lo siento.

-Está bien hyung – el chico se adelantó a mi rostro y se paró de puntitas para devolverme el beso – ahora estamos a mano – dijo mientras que se alejaba – me quedé estático solo viendo como saltaba de nuevo al sillón y se volvía a acostar – buenas noches Minho – volvía a decir mi nombre.

-¿Qué es lo que te crees muchacho? – camine molesto hasta el sillón y él me volteo a ver confundido – con eso no es suficiente – dije mientras me sentaba junto a él en el sillón y aceraba mi rostro al suyo.

-Lo siento hyung, pero no puedes asustarme como a las chicas – dijo confundiéndome otra vez.

-¿Cómo? – estaba más que confundido.

-Tú me gustas Minho hyung y no voy a huir como las chicas que traes aquí – demasiada honestidad otra vez, parecía que nunca me libraría de mi extraño vecino pero por alguna razón me empezaba a gustar la idea.

-Está bien, no quería que huyeras – dije acomodándome junto a él en el sillón y me volteo a ver asombrado – descansa chico raro – le dije mientras veía el techo – duerme bien mi adorable Taemin – volví a decir cuando su respiración se volvió regular y lenta.

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El Viene con la Casa

El viene con la casa

(Fuerza Friki 2011)

Mi gran negocio daba frutos, mi propia marca saldría al mercado en pocos meses y ahí me tenías a mí como un exitosos joven empresario y diseñador.  Llegaría a ser una de las personas más hermosas y famosas del planeta.  Nada me podía detener.

Estacioné el auto frente a la gran casa del centro de la ciudad, tenía un delicioso encanto antiguo que sería compatible con mi marca de ropa. Baje con clase y me acomodé mis lentes negros. La chica se inclinó ante mí y le respondí con un saludo.

-Aquí están los contratos joven Kim – me dio una pluma y los papeles correspondientes, en unos segundos compraría la casa – solo le recuerdo el trato principal.

-Claro que lo recuerdo, te refieres al inquilino del sótano ¿Verdad? – Tomé la pluma y firmé en el lugar correspondiente.

-Sí señor, solo le recuerdo que el valor de la mansión es solo el 50% de su precio real debido a la presencia de este inquilino y que tiene prohibido expulsarlo o correrlo de la casa.

-Claro, ese fue el trato, acepto cualquier inquilino por ese precio – sonreí  ante la mujer vestida de gris con su traje sastre aburrido y sin estilo.

 

 

Dos días después ya estaba mudando mi despacho y armando la tienda en el primer piso, las modificaciones se llevarían para abrir amplios espacios y crear un ventanal grande que sirviera de mostrador al frente. Así que desde las 7 de la mañana había hecho que empezaran mis ansias eran enormes. El sonido de los taladros y los martillos me llenaba de alegría pues aseguraba que mi negocio tendría frutos.  Pero para nuestra sorpresa de la nada apareció un alto ser con una cobija en medio del vestíbulo. Todos lo volteamos a ver, si que era alto y su cabello era algo largo y desalineado.

-Podrían hacer menos ruido, trato de dormir – dijo tomándose la cabeza con la mano, todos asentimos algo asombrados y vimos como caminaba hacía las escaleras, abría una puerta lateral y la cerraba detrás de él.

-¿Qué fue eso? – Mi asistente preguntó tan sorprendido como yo.

-Creo que eso es mi inquilino – incliné mi cabeza intentando tener una mejor visión de la puerta  en el lado de las escaleras.

-¿Tienes un inquilino aquí?

-La verdad venía con la casa, por eso la conseguí tan barata, nadie me quiso decir quién era, solo me dijeron que debe quedarse aquí.

-Será todo un problema, no puedo creer que el Todopoderoso Key no se haya dado cuenta que ese chico podría ser un problema.

-Lo dudo – dije girando mi cabeza con enojo, es cierto que no había pensado en los contras pero eso no me bastaba.

 

 

Trabajamos más lento de lo esperado por un par de horas pero a las 10:00 se volvió a abrir la puerta y el chico salió ahora un poco más decente con un traje deportivo y una gorra. Si que era alto, parecía que su cuerpo estaba bien trabajado. Cerró la puerta saludó a todos con una pequeña reverencia y empezó a correr bajando la calle.

Su próxima aparición ocurrió a las 12:30 llegando todo sudado, volvió a saludar y entró de nuevo por la puerta.

-Disculpe – llamé al encargado de las remodelaciones – no hay una forma de crear una puerta externa al sótano – el hombre calvo y regordete revisó los planos.

-Lo siento, no creo que haya alguna forma podríamos perforar el piso y crear una escalera de caracol. Pero en el contrato dice que están prohibidas todas las modificaciones al sótano y a esa puerta – afirmé algo inconforme. El tenía razón, no podía hacer modificaciones al sótano, pero un chico raro entrando y saliendo de mi tienda no era buena idea.

 

 

Su próxima aparición no fue hasta las 5 de la tarde cuando todos se dedicaban a hacer los últimos detalles del día, era como una transformación gradual, eso pensé yo al verlo esta última vez.

Su ropa tenía más estilo, chaqueta de cuero, pantalones entubados, camiseta con estampado, su cabello se veía mil veces mejor arreglado y por primera vez pude ver su rostro, sus rasgos eran masculinos pero atractivos. Sus enormes ojos enmarcados por sus perfectas cejas creaban un hermoso rostro todos nos quedamos observando cómo tontos.  El nos saludo con su mano hizo una ligera inclinación y salió de la tienda.

 

 

Así pasaron los días de construcción y remodelación, el horario era siempre el mismo, todos los trabajadores lo veían como un misterio, varias chicas que me ayudaban con los diseños y la costura se turnaban para tratar de invitarlo a salir, pero debido al misterio que representaba solo llegaban a tener miedo y evitaban hablarle al final.

Nos acostumbramos a él, para mí solo seguía siendo un problema, pero pensé que se hartaría del ruido y de estar rodeado de gente y se terminaría yendo.  Esa noche celebramos que las remodelaciones habían terminado y estábamos listos para abrir al día siguiente. Bebimos soju hasta no poder más. Cuando todos habían salido el chico aun no regresaba, nunca note a que hora regresaba en la noche, por lo general me iba a la segunda planta a dormir y no lo veía hasta la mañana siguiente en su versión vagabundo quejándose por el ruido.

Decidí activar el nuevo sistema de alarma e irme a dormir, no tenía sentido seguir esperándolo. Estaba tan ebrio que cuando terminé de bañarme caí profundamente dormido, alguien llegó a despertarme.

-Disculpe joven – un oficial me llamaba, me levanté algo asustado.

-Un chico quiso entrar a su negocio y dice que vive aquí, intentamos llamarlo pero estaba bastante dormido, disculpe que lo viniera a despertar.

-Está bien oficial, lo acompaño a ver qué pasó.

 

-¡Les digo que yo vivo aquí! – Eso fue lo primero que escuché cuando bajé las escaleras.

-Ese es el muchacho – el oficial tocó mi hombro.

-Perdone las molestias, pero este chico si vive aquí, es el inquilino del sótano – me tarde un rato en explicarle a la policía y al final arreglamos todo, la alarma se había activado cuando había intentado entrar y yo no había escuchado nada por estar borracho. Ambos quedamos como unos idiotas.

 

 

-Gracias por tu ayuda – escuché detrás de mi mientras subía las escaleras – te debo una Kibum – abrí mis ojos con asombro, casi nadie sabía mi nombre.

-¿De dónde escuchaste mi nombre?

-Del contrato – dijo sonriendo y mostrándome la más bella sonrisa que jamás había visto.

-¿Tu viste el contrato?

-Claro, también tuve que firmar, se supone que no debo interferir en tu negocio y mucho menos molestarte – puso su mano en la cabeza y se rasco mientras veía el piso –pero no soy muy bueno en eso. Trato de solo salir para lo necesario pero vivir confinado en soledad haya abajo es algo molesto, me disculpo Kibum.

-No tienes por qué disculparte, no has molestado tanto –dije sonriendo parecía que tenía un buen chico viviendo conmigo – pero a cambio quiero que me cuentes por qué estás aquí.

-Esa es una larga historia –dijo de nuevo con esa sonrisa.

-No importa quedó mucho soju por aquí y tengo tiempo de oírte, de todos modos somos compañeros de casa.

 

 

Me enteré de muchas cosas en ese rato, su nombre es Choi Minho, tiene mi misma edad, está aquí por que es el hijo del señor de la mansión pero de una de sus amantes.  Trabaja en un club nocturno como cantinero y le encanta ejercitarse. Creo que me agrada bastante es un chico único y me alegra tenerlo cerca para que cuide del negocio además su sonrisa alegra mi día.

 

 

-Gracias por venir con nosotros – despedí a mi último cliente de ese día con una sonrisa, lo sabía mi camino al éxito y la fama era el más acertado.

-Ya me voy Key, tengo una cita con mi novio – mi asistente se ponía el abrigo que yo había diseñado para su cumpleaños.

-Buena suerte chica y ya sabes hazlo esperar, no quieres que piense que siempre vas a estar ahí cada vez que te lo pida.

-Claro Key, siempre sigo tus consejos – salió hacía la puerta –pero creo que ya es hora que también tengas novio –la descarada muchacha cerró la puerta tras de ella. Me dediqué a recoger y limpiar todo. Luego  cerré como debía y me puse a ver televisión esperando la llegada de mi compañero de cuarto.

Desperté por que oí ruido debajo en la tienda, no podía creer que me hubiera quedado dormido viendo televisión. Apagué el aparato y me puse de pie. Quería bajar para saludar a la persona con la que compartía esa casa, pero cuando iba por las escaleras me congelé al instante.

-Vamos Hyung – Minho sostenía a un chico con una amplia sonrisa y caminaba torpemente – no debiste beber tanto.

-Me alegra haber bebido tanto – el chico ahora lo abrazaba – así Minho me lleva divertirme a su casa – ahora ponía una pose bastante atrevida mientras recargaba sus brazos en sus hombros rodeando su cuello. Me molesté en ese mismo momento y subí las pocas escaleras que había bajado.

 

 

A la mañana siguiente Minho no salió a correr ni pasó por la tienda por la mañana. Lo cual me convenía por que no tenía ni el menor deseo de verlo.

-Buenas tardes – por fin se apareció a la hora que salía a trabajar, pero simplemente me fui del lugar y decidí ignorarlo -¿Dónde está Key? – Ahora le preguntaba a mis empleados, como si le interesara donde me encontraba.

-Fue a la cocina – alta traición, mis empleados eran unos traidores.

-Kibum – entró con su despreocupada y carismática forma de ser como siempre.

-¿Qué quieres? – contesté tajantemente.

-Podrías cuidar a mi amigo mientras voy al trabajo – lo que me faltaba tenía que cuidar a su entretenimiento nocturno.

-Tengo cosas que hacer.

-Vamos Kibum, no te va a molestar, está dormido en mi cama, lleva así casi todo el día – lo que me faltaba no quería oír nada más, estaba furioso ahora mi inquilino me decía que hacer.

-Ya te dije que tengo cosas que hacer – giré molesto y tiré la taza de café, intenté cogerla  pero me corté con ella.

-¿Estás  bien? – El me tocaba con sus cálidas manos.

-Estoy bien, ya suéltame – retiré la mano con odio y rápidamente -solo vete, no tengo ganas de verte.

Se fue confundido, era de esperarse, ni yo entendía lo que tenía, pero solo pude quedarme sollozando un rato en la cocina.

 

 

Miré esa puerta, todos se habían retirado y tenía miedo del chico que no había salido para nada. Decidí ver, lo que menos quería es que alguien muriera en mi negocio por congestión alcohólica y le diera a mi marca un mal nombre.

Giré el picaporte y vi las inclinadas escaleras, en un instante encontré el interruptor junto a la puerta y bajé lentamente al obscuro sótano. Cuando llegué al borde de las escaleras encontré un segundo interruptor  y al presionarlo el espacio se iluminó. El apartamento no estuvo nada mal tenía una cocina pequeña una salita con televisión y en una esquina un gimnasio.  Ahora entendía por que tenía tan buen cuerpo mi compañero.  Dos puertas se encontraban al lado derecho. La primera al abrirla vi un baño de buen tamaño y la segunda era la habitación de Minho.

Todo olía a él, pero ese lugar apestaba a vómito y alcohol, tuve que salir corriendo de ahí y respirar en la sala. Luego escuché como alguien se movía en la cama, no tardó en salir el chico de la noche anterior solo con pantalones, me dolió así que me dejé caer en el sillón.

-¿Estás bien? –Intentó correr a ayudarme pero se tropezó con el borde de la alfombra.

-Yo debería preguntar eso –dije algo molesto aun no entendía bien que me pasaba.

-Lo siento, siempre soy algo torpe y más cuando tomo, por eso Minho debe cuidar de mi – su voz era agradable, pero aun así pensé que lo mejor sería seguirlo odiando, la razón, la desconozco, pero algo me decía que era lo mejor -¿Tu eres Kibum verdad?

-Si – dije abriendo los ojos otro más sabía mi nombre y yo sin enterarme -¿Cómo lo sabes?

-Minho siempre habla de ti, eres tan lindo como dice, de hecho creo que eres más hermoso de lo que esperaba – levanté la vista para encontrarme con su rostro,  estaba peligrosamente cerca de mi.

-Ya déjalo – algo llegó y lo arrastró lejos –por eso no quería traerte hasta mi casa, siempre terminas fijándote en chicos lindos Onew-hyung ¿Estás bien Kibum? – ya había llegado, así que decidí pararme y salir de ahí, aun no deseaba hablarle.

-Esperen, ya me voy – el chico llamado Onew tomó sus cosas del sillón y se puso la playera rápidamente – te veo luego hyung, a ti también Kibum, vendré a verte algún día.

-Te lo prohíbo hyung – Minho gritó hacía la salida de ese sótano.

-Será mejor que me vaya – me dispuse a salir pero su mano me detuvo.

-Espera Kibum ¿Qué tienes? – Sus grandes ojos me miraban suplicantes.

-Nada ya déjame – jalé mi brazo y sentí la punzonada de mi cortada, se había abierto de nuevo y ahora sangraba mientras Minho la tomaba. La levantó con cuidado y la acercó a su rostro.

-Creo que debemos curar bien esto – dijo jalándome hasta la cocina, tomó un botiquín y empezó a limpiar la herida y cerrarla con micropor y gazas -¿Por qué actúas de esta forma?

-Solo hago lo de siempre

-No me engañes, tú tienes algo, desde anoche que no quisiste bajar a verme llegar – demonios me había visto, ahora no tenía pretextos.

-Ya te dije que no es nada.

-Yo creo que si es algo – se acercó y puso su frente contra la mía – ¿Puede ser que el todopoderoso Key esté celoso?

-Ni lo sueñes tu… – no me dejó terminar sus labios aprisionaron los míos.  Pero fue agradable como se acomodaba su boca con la mía, como su respiración daba calor en rostro. Dejé de resistirme y abrí mi boca para dar paso a su lengua y que jugara con la mía, recorrí sus dientes y su paladar, el jugaba también dentro de mi cavidad. Sentí sus manos sobre mi espalda subiendo mi camisa.

-Kibum, si me das una oportunidad quiero estar a tu lado – dijo mientras nos separábamos para recuperar el aliento, solo asentí y regresé a besarlo. Decidí yo también quitarle esa camisa que no me dejaba ver ese perfecto cuerpo tan trabajado. Acaricié su espalada mientras el me tomaba de las caderas y yo rodeaba su cintura con mis piernas, me llevó hasta el sillón donde comenzó a besar mi cuello mientras masajeaba mis pezones, fue bajando su mano por mi estómago hasta que llegó a mi pantalón, no pasó mucho tiempo para que se deshiciera de esa prenda.

-Te dejaré quedarte a mi lado – dije mientras besaba si cuello.

-Kibum, te amo – dijo tomando mi pierna y colocándola en su hombro.

-Todos me llegan a amar Choi Minho –dije entre jadeos de éxtasis ocupando mi papel de diva todopoderosa – pero solo tu recibirás este trato especial.

 

 

-Key es hora de almorzar – mi asistente me llamó desde el otro lado del taller de costura.

-Está bien pueden ir, buen trabajo – dije con orgullo de mi excelente equipo.

-¿No vas a venir Key? – Preguntó una chica.

-No, gracias – dije mientras preparaba dos tazas de café y me dirigía a mi lugar favorito en esa casa para despertar al bello durmiente que vino con ella el día que la compre. Lo sabía tenía talento para los negocios ahora tenía una casa, mi tienda y lo mejor de mi vida por un precio muy bajo.

Ese era mi hogar mi dulce hogar.

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El Dinosaurio

El Dinosaurio

(JongKey)

 

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. (El dinosaurio, Augusto Monterroso).

Cuando despertó, suspiró aliviado: el dinosaurio ya no estaba allí. (El dinosaurio, Pablo Urbani)

Cuando despertó, sus lágrimas comenzaron a caer: el dinosaurio lo había abandonado.  (El dinosaurio, Dolores Dávalos)

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Cómo declararte el día de San Valentín

Cómo declararte el día de San Valentín

(Yanya-Chan 2011)

 

Mi mente se encontraba en un lugar lejano, era otro día de esos donde miraba por la ventana esperando a que las discusiones entre mis compañeros terminaran. Solo podía pensar que entre más nos conocíamos más largas se volvían las discusiones.
Como siempre nuestra diva Key era el centro de atención en las reuniones del club de baile y sus argumentos eran los mismos de siempre, asombrosos efectos y un costoso vestuario llevarían a nuestro grupo a ganar la competencia regional. Otros miembros parecían hartos de gastar tanto dinero y consideraban que éramos lo suficientemente buenos sin tantas cosas que nuestro Todopoderoso presidente proponía siempre.

Aunque mi atención a estas situaciones era nula (ya que no me importaba nada mientras que pudiese bailar) el compañero de mi lado se encontraba en una peor posición, ya que llevaba más de media hora dormido con la toalla en la cabeza, me asombraba que pudiese estar durmiendo con el escándalo que armaban los miembros del grupo.

Para mi sorpresa se movió de forma repentina y dijo – ya son las 6, tiempo de ir a casa.- Todas las personas guardaron silencio y voltearon a verlo debido al firme grito en que entonó esta frase. Nuestro presidente Key dijo- está bien vámonos continuaremos otro día-. Todos comenzaron a salir rápidamente tomando sus mochilas y botellas de agua. Cosa que me disponía a imitar cuando escuche por pura curiosidad la conversación de nuestra Diva Key:

-No tenías por que interrumpirme de esa manera Jonghyun, estábamos por llegar a un acuerdo.

-No creo que se pueda llegar a un acuerdo tratándose de ti- le respondió con una confianza extrema, era la primer persona que le hablaba de forma tan familiar a nuestro presidente.

– Todo esto sería más fácil si la escuela nos apoyara, se preocupan por qué no tenemos fondos, pero deberían considerar que todas mis propuestas son importantes para el torneo de este año- el presidente parecía estar haciendo una rabieta de niña pequeña por la forma que hablaba.

–  Sabes que si no mostramos que podemos ganar y darle prestigio a esta escuela no tendremos posibilidad de obtener fondos – Jonghyun se detuvo un instante y volteo hacia el lado del salón en  donde yo me encontraba- aunque el equipo de este año no esta tan mal- se dirigía hacia mí. No me había dado cuenta que todos ya habían salido y solo quedaba yo escuchando a mis superiores.

-No vayas a molestar al chico nuevo Jonghyun- dijo Key cuando vio que se dirigía a mi- Taemin es una de nuestras mejores adquisiciones este año, es un excelente bailarín y se verá muy lindo con el nuevo vestuario.

Jonghyun puso su brazo alrededor de mi cuello y se recargó en mi luego viendo a Key dijo con un tono burlón – ¿cuál vestuario nuevo? Si ni fondos tenemos, verdad Taemin.

Yo solo pude contestar con una pregunta -¿Por qué la escuela no da fondos al club de baile?

Yo te diré porque – El tono de diva de Key subió a un mayor nivel – La principal razón es Choi Minho, ese creído es líder del equipo de basquetbol, futbol, atletismo e inclusive miembro del equipo de natación, se lleva todos los fondos de la escuela para sus torneos y competencias, y los profesores están encantados por sus múltiples victorias. Pero ya le demostrare…

– Como vez pequeñín nuestro presidente tiene algo de resentimiento – me dijo Jonghyun mientras Key continuaba su  monólogo sobre la indiscutible derrota de Choi Minho.

– Puedo ver su resentimiento, pero la verdad no me interesa mientras que pueda bailar – contesté de forma segura.

– Así se habla mi joven amigo, será mejor que detenga a nuestro presidente antes de que se quede aquí discutiendo consigo mismo toda la noche.

– ¿Cómo se hace eso? – pregunté asombrado de que alguien pudiera detener a nuestra diva.

Jonghyun me hizo una señal con su mano para que observara y dijo –Key el lunes ya es 14 de febrero.

El presidente se quedó en silencio y luego volteo con una enorme pero tétrica sonrisa – es cierto es la época del año donde demuestro que soy el más popular de los chicos, tengo tanto que preparar, debería arreglar mi cabello este fin de semana, tal vez hasta compre ropa nueva…

– No creo que eso se pueda considerar como detenerlo – le dije a Jonghyun – solo cambió el tema de su monólogo.

– Es mejor que nada, vámonos Key, quiero ir a ver una película – Jonghyun empezó a empujar a Key para que saliera por la puerta y luego volteo hacia mí – ¿vienes novato?

– No, aun tengo cosas por hacer, vayan ustedes primero.

Escuche como la voz del presidente se alejaba por el pasillo y la risa de Jonghyun se volvía más y más suave. Tomé mis cosas y empecé a caminar por el largo pasillo rodeado de salones vacios. Para esta hora la mayoría de los clubs ya habían terminado. Vi el reloj en mi celular y me apresuré porque ya pasaban de las 6:30. Entré rápidamente al salón de música para ver al superior tocar el piano.

– Llegas tarde – lo dijo sin levantar siquiera la mirada de las notas plasmadas en el cuaderno frente al piano – prometiste que si entrabas al club de baile no faltarías a las sesiones de piano.

– Lo siento me quedé platicando con los superiores y perdí la noción del tiempo. No le va a decir nada a mis padres Líder Onew  ¿Verdad? – intenté hacer una cara triste con ojos suplicantes pero cuando Onew tocaba el piano ni siquiera intentaba verme.

– No pienso decirles a tus padres, no soy tan cruel, solo espero que llegues a tiempo – después de decir esto la tonada terminó – ahora ponte a practicar mientras consigo algo de comer.

– Claro superior, pero no coma demasiado pollo por que luego su piel se volverá grasosa – lo dije en tono de broma pero el superior me volteó a ver tan enojado que decidí comenzar a tocar y quedarme callado.

Mientras tocaba el tiempo pasaba lento, aunque conocía muy bien las notas no era tan bueno como el superior Onew, creo que me faltaba el sentimiento que el imprimía en su música. Después de un rato pensé lo que habían dicho Key y Jonghyun hace unos momentos. Es cierto San Valentín es en tres días, este fin de semana va a estar lleno de peluches, flores, globos y todas esas cosas cursis, creo que me quedaré en mi casa. Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando la puerta se abrió de golpe.
-Onew debes ayudarme a confesarme.

Detuve la música de forma abrupta y voltee a ver quien se encontraba en la puerta. Para mi asombro era un chico alto y de cabello café algo largo, lo que más destacaban eran sus ojos redondos bastante grandes desde mi perspectiva.

– Ah, lo siento, no era mi intención asustarte – lo dijo mientras se inclinaba algo apenado – estoy buscando a Onew, yo… – se quedó en silencio por un momento y luego con un tono de voz más alto dijo: – Soy Choi Minho encantado de conocerte.

Por un momento me quedé callado y preguntándome que estaba pasando – soy Lee Taemin, estoy practicando piano con el superior Onew, estoy en primer año.

– Continúa practicando esperaré aquí en silencio – el chico se paró en un rincón y tomó un aspecto serio muy diferente al anterior.

Comencé a tocar aunque me sentía muy incómodo por que el chico me estaba mirando. Espera, me dije, dijo que se llamaba Minho, comencé a reír  por dentro. Este es el Minho que nuestro presidente desea derrotar, jajaja.

– Parece que te diviertes con la música – alguien a mi lado habló. Cuando se movió este chico del otro lado de mi salón a estar junto a mí.

– No es que me divierta solo que me acorde de algo…mis palabras fueron interrumpidas por la llegada del superior Onew.

– Ya volví y para que no digas que no soy bueno contigo te traje un refresco – Onew volteo a ver el extremo del salón donde nos encontrábamos con el piano – Minho a ti no te traje nada, de seguro vienes a comerte mi pollo, pero no te dejaré.

-En realidad venía a que me aconsejaras sobre algo, pero ahora estoy ocupado con Taemin así que no te necesito.

– Esta bien – me apresuré a decir – ya es algo tarde y debo volver a casa. La próxima vez no te tardes tanto comprando algo de comer superior, nos vemos el lunes.

– Espera no tienes porque irte, puedo hablar luego con Onew – Minho se apresuró a decir mientras que tomaba mi hombro. Luego volteo a ver su mano y la movió rápidamente.

– Lo siento de verdad ya es algo tarde, nos vemos luego superiores – empecé a recoger mis cosas.

– Esta bien muchacho, el lunes te espero aquí y Minho no lo retengas más porque su familia lo espera, ya tendrás otras oportunidades de hablar con él.

Salí del salón al pasillo aunque esta última frase me pareció algo extraña, pero lo ignoré por completo, debido a las prisas.

Por la noche mi mente comenzó a divagar de nuevo mientras que escuchaba música, ese chico Minho parece ser simpático y no tan creído como el presidente Key dice. De hecho hasta parecía que quería hablar conmigo. No seguí dando tantas vueltas y me fui a dormir.

El día siguiente aunque mi deseo no era salir a la calle, tenía que ir por unos encargos mientras que caminaba y escuchaba algo de música oí que alguien me hablaba.

– Hey novato, Taemin, tierra llamando a Taemin – cuando voltee me encontré con el rostro de Jonghyun frente al mío.

– ¿Qué sucede superior?, porque viene asustarme desde tan temprano – lo dije tratando de no parecer tan alterado por encontrarle en la calle

– Nada, solo quería saludarte y saber si vas a buscar algún regalo para tu novia o algo así novato.

– No en realidad solo vengo a comprar unas cosas que me encargaron en casa – A lo lejos observe un chico que se asomaba desde una esquina – ¿Viene solo superior?

– No vengo con un amigo – acompañó estas palabras con una señal para que el chico se acercara – el es mi compañero de clases – me asombré al ver a Minho acompañando a Jonghyun y verlo con ropas de calle, hasta pensé que se veía aun más alto.

– ¿Qué hay Taemín? ¿Llegaste a tiempo ayer? – lo dijo con un tono algo débil y sin verme a la cara.

-Si, no tuve ningún problema con eso, solo que no quería estar mientras el superior come pollo, es una experiencia aterradora – lo dije de forma tan casual que hasta me asombre a mí mismo, por lo general evadía ese tipo de expresiones.

– Entonces ustedes dos ya se conocen, que interesante – Jonghyun tomó un tono más burlón – vamos por algo delicioso para comer, es raro encontrar a nuestro novato en la calle.

En ese momento solo asentí con la cabeza y caminamos en busca de un puesto de helados. La verdad todo iba muy callado Jonghyun estaba un poco más adelante que nosotros y tarareaba canciones que escuchaba con sus audífonos. Minho aunque estaba a mi lado estaba tan serio y parecía que se encogía dentro de su bufanda con rayas.

– Llegamos el mejor puesto de helados de toda la ciudad – exclamó Jonghyun – ¿De qué venían hablando?

– Nada – me apresuré a responder.

– Vaya como hay personas a las que les gusta perder sus oportunidades – respondió Jonghyun – compremos helado.

Me apresuré a pedir y luego me aleje, lo mismo hizo Jonghyun, cuando Minho se acercó a pedir se dio cuenta que el tendría que pagar lo de todos. Paseamos un rato mientras que comíamos, era un día bastante agradable. Es curioso como a uno se le antoja el helado cuando hace frio.

– Sentémonos aquí – dijo el superior Jonghyun – sabes Taemin venimos a buscar regalos para el 14 de febrero, por eso decidimos salir hoy.

– Oooh, entonces los superiores tienen novias – me detuve en ese instante y recordé lo que Minho dijo ayer en la sala de música.

– En realidad este chico carismático de aquí se va a confesar este San Valentín, no te parece cursi – mencionó esto mientras que señalaba a Minho.

– Te estás buscando problemas Jong – en este momento se empezaron a empujar y pelear entre ellos.

-Jajajajajajaja – no pude detener mi risa que estalló en una carcajada.

-¿Qué paso? – ambos preguntaron al mismo tiempo.

– Nada, solo pienso que de verdad es cursi – seguí riendo – parece que ustedes dos se llevan muy bien.

La tarde pasó tan rápido que hasta olvide comprar las cosas que me habían encargado en casa. Me divertí mucho con mis superiores, había pasado mucho tiempo desde que reía tanto. Minho y Jonghyun eran tan ocurrentes y me hacían sentir muy seguro, en especial Minho, de verdad que era un chico carismático y bastante guapo…

Despierta Taemín me dije que estas pensando. Por primera vez en mi vida me sentía tan confundido y pensaba en algo además de la música, pero ni yo mismo comprendía de qué se trataba.

El domingo estuve con mi familia todo el día y no le di importancia a mis pensamientos, pero me fue imposible deshacerme de ellos. Así llego el lunes tan rápido que parecía un desperdicio de mi fin de semana. Al llegar a la escuela todo parecía pintado de rojo y rosa, lo había olvidado por completo, era el día de San Valentín.

Caminaba por los pasillos inundados del aroma de chocolate, flores y fragancias, mientras que atravesaba un mar de globos. Me detuve por un instante y recordé que Minho se iba a confesar hoy, me entristecí un poco y me preguntaba a mi mismo de quien se trataba.

Sobreviví esa mañana, entre convivios y fiestas poco a poco la escuela se fue vaciando – Supongo que los clubes estarán solos hoy a menos de que tengan fiestas – me dije mientras que observaba al patio.

Ahí ante mis ojos estaba Minho practicando solo en la cancha de basquetball, supongo que los otros miembros se tomaron el día.

– Se ve bastante solo.

– Si – al contestar me di cuenta de que había alguien a mi lado.

– Vamos al salón de baile – Jonghyun me tomó del brazo y me comenzó a arrastrar por el pasillo.

Al llegar solo nuestra Diva Key se encontraba ahí parecía que tenía una enorme montaña de chocolates y la veía con curiosidad.

-Que bueno que llegaste Jonghyun – caminó hasta el superior y le señalo la montaña de dulces – Parece de mayor tamaño que la de Choi Minho ¿verdad?

Me apresuré a poner las cosas en una esquina del salón y supuse que nuestro presidente estaba por tener un largo monólogo.

-No creo haberme fijado bien en la cantidad como para comparar – contesto el superior Jonghyun – mejor vamos a ensayar.

En este momento el ambiente se puso pesado, no sabría cómo explicarlo, por que llegué a sentirme triste por la cara de nuestro señor presidente.

– NADA DE ESTO IMPORTA – grito de tal manera que me asuste y Jonghyun volteo rápidamente – Tu ni siquiera me regalaste un chocolate y además estuviste este sábado con ese Choi Minho.

Jonghyun volteo a verme y me dijo con una voz tranquila – será mejor que dejemos el ensayo por ahora, ¿Me concederías un tiempo a solas con él?

Yo solo asentí y salí rápidamente del salón. Mientras caminaba por el pasillo, por fin comprendía porque a nuestro presidente Key le desagradaba tanto Minho aunque era una persona bastante especial y carismática. Pensé ir a tocar el piano con el superior Onew pero cuando vi de nuevo la ventana del patio Choi Minho aun estaba ahí practicando.

Por algún extraño impulso decidí bajar y corrí hasta donde Minho se encontraba.
– ¿Qué sucede superior?, ¿No se iba a declarar hoy? – Hablé con el aliento cortado por el cansancio de llegar ahí.

– Eso pensaba – contestó después de sorprenderse de verme ahí parado junto a la cancha – pero creo que no funcionaría con esa persona. A veces pienso demasiado las cosas y no estoy seguro de que aceptase mis sentimientos tan pronto, porque no he hablado mucho con esa persona.

– Parece una situación complicada superior – me puse frente a él – pero no creo que rendirse sea su estilo, además una declaración se puede hacer cualquier día del año, no creo que sea exclusiva de este día.

– Yo nunca me rindo, además siempre gano odio perder sobre todas las cosas – diciendo esto se detuvo y añadió – vamos por algo de tomar.

Yo asentí y caminamos por el patio para llegar a una máquina expendedora, aun estaba agitado supongo de cuando corrí, pero no podía parar, estaba feliz y triste a la vez. Minho no se había declarado, pero aun pensaba en esa persona. No entendía por cuál de estas razones estaba triste o feliz. Pero era agradable caminar a su lado.

– Hey, a ti te gusta mucho bailar ¿Verdad? – Lo dijo mientras ponía monedas en la máquina expendedora.

– Si es lo que más me gusta en todo el mundo.

– Taemin podemos ser amigos y juntarnos a veces a comer helado y hacer otras cosas. También podemos ir al cine con Jong o a comer con el superior Onew – parecía bastante nervioso cuando decía esto, pero por alguna razón me hizo reír y volteó a verme bastante sorprendido.

– Claro suena divertido, pero no debes pedirlo de esa manera tan formal, porque creo que me agrada estar contigo.

En ese momento vi una de las cosas más asombrosas que han pasado en mi vida. La sonrisa de Minho fue majestuosa y tan cálida que me provocó estremecerme. Por alguna razón supe que desde este día no podría dejar de verla.

-Vamos a comer chocolate, tengo bastante así que está bien que comparta contigo.

– Mírenme soy Choi Minho y soy tan popular con las chicas, por lo que tengo un montón de chocolates – utilice un tono algo burlón – presumido.

– Ya verás cuando te atrape Taemin – grito esto mientras que corría detrás de mí por el patio de la escuela. Deseaba que me persiguiera así por siempre, aunque también deseaba que me atrapara algún día y no me dejara escapar.

En tan solo 3 días había encontrado una nueva adicción además del baile, para mí el día de San Valentín ahora tenía un significado muy especial.

Una proposición o declaración solo es el comienzo del viaje aun falta mucho por caminar.

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